Otra factura que no firmamos: el apagón que nadie explicó ya nos cuesta 6 euros más al mes

Otra factura que no firmamos: el apagón que nadie explicó ya nos cuesta 6 euros más al mes

Hace dos meses España se apagó. Hoy la factura se enciende… y otra vez, sin que nadie asuma responsabilidades, la pagamos los de siempre.

 

Hace dos meses, el 28 de abril, algo impensable sucedió: España entera se quedó a oscuras. Un apagón masivo colapsó en segundos el sistema eléctrico peninsular. Millones de personas, desde Galicia hasta Murcia, vivieron el desconcierto absoluto: semáforos apagados, estaciones detenidas, hogares desconectados, empresas paralizadas.

Y lo peor no fue el apagón. Lo peor ha venido después.

Hoy sabemos que la factura de la luz ha empezado a subir. Y sube no por la guerra de Ucrania, ni por los derechos de emisión, ni por el precio del gas. Sube, simplemente, para tapar los agujeros del sistema, ese sistema que no supo resistir un fallo y ahora nos cobra por su incapacidad.

6 euros al mes por intentar que no se repita lo que nunca debió pasar

Desde abril, Red Eléctrica ha inyectado 2.276 GW adicionales de energía al sistema. Es un 44 % más que el año pasado. ¿El motivo? Reforzar el equilibrio, meter más energía previsible, más hidráulica, más gas, más lo de siempre. Lo caro.

El resultado: un incremento brutal del coste del servicio de ajuste. Un 351 % más que el año anterior. Y ese sobrecoste —como siempre— no lo pagan las eléctricas, no lo asume el regulador, no lo cubre el Estado. Lo pagamos tú y yo.
Lo pagas tú, que no apagaste nada, que no fallaste en nada, pero que ahora te cobran como si hubieras sido el culpable.

El fallo más opaco de la historia reciente

¿Qué provocó el apagón? Nadie lo ha aclarado. Las teorías van desde un fallo técnico interno a un desequilibrio por renovables sin respaldo. Se habló incluso de la posibilidad de un ciberataque.
Pero lo cierto es que a día de hoy no hay una versión oficial definitiva. No hay responsables. No hay sanciones. Solo hay silencio. Y mientras el país intenta olvidar el susto, la industria eléctrica ya ha convertido el colapso en negocio.

La estafa silenciosa de siempre: cuando fallan ellos, pagamos nosotros

El mercado eléctrico tiene memoria selectiva. Cada vez que algo se tuerce, el precio lo ajusta el consumidor.
Nos lo vendieron como una medida temporal. Como una forma de reforzar la estabilidad. Como si se tratara de un mal menor. Pero nos han vuelto a cargar con un nuevo peaje invisible, que se cuela en cada factura sin que lo hayamos votado, sin que lo hayamos aprobado, sin que lo podamos evitar.

No hay una sola gran compañía que haya asumido un euro de esos 6 que te están quitando cada mes. Ninguna.
Y sin embargo, ahí están los beneficios del primer trimestre, creciendo a doble dígito, celebrando que el miedo también cotiza.

La luz no falla, lo que falla es el sistema

Decimos que el apagón fue una anomalía. Pero no lo fue. Fue la consecuencia de años de políticas energéticas que priorizan el mercado antes que el servicio, que premian la especulación antes que la resiliencia, que ponen al cliente al final de la cadena.

Nadie discutía que había que reforzar el sistema. Lo que no es aceptable es que ese refuerzo se convierta en un castigo económico para millones de personas. Sin transparencia. Sin debate público. Sin alternativa.

Basta ya

Estamos hartos de que nos tomen por clientes cautivos. Hartos de facturas incomprensibles, de recargos sin explicación, de apagones sin responsables y de subidas justificadas con excusas técnicas.

¿Dónde están las promesas de un modelo energético justo?
¿Dónde están los controles sobre las eléctricas?
¿Dónde está el regulador que debía velar por nosotros?

Lo que empezó como una sombra pasajera en el sistema se ha convertido en una sombra constante sobre nuestras cuentas corrientes.

La electricidad, ese derecho básico del siglo XXI, ha pasado a ser una herramienta de castigo financiero, un impuesto oculto que se multiplica cada vez que falla la infraestructura o el mercado se pone nervioso.

No fue tu culpa. Pero sí será tu carga.

Y la próxima vez que llegue la factura, con 6 euros más, recuerda: no es un error.
Es el precio de un silencio.
Es el coste de la impunidad.
Es una nueva estafa eléctrica con firma invisible.

Otra más.

Dejar un comentario

captcha
Array
POPUP