Recetas de una abuela asturiana: Pasta rellena con crema suave de Cabrales (vos va facer llorar de gusto)

Recetas de una abuela asturiana: Pasta rellena con crema suave de Cabrales (vos va facer llorar de gusto)

¡Ay, cielinos míos, qué recetina vos traigo hoy! Soy yo, la abuela Balbina, que ya sabéis que aunque nací entre farturas y fabes, tamién tengo mi corazoncín aventurero... y esta vez me ha dao por probar una pastina rellena de tomate, mozzarella y berenxena, bañada en una cremina suave de Cabrales que vos va facer llorar de gusto.

 

Lo que vais necesitar (pa cuatro guapos de casa):

  • 250 g de pasta rellena (si ye de tomate, mozzarella y berenjena, mejor que mejor)

  • 100 g de quesu Cabrales (pero del güenu, no del de mentira)

  • 200 ml de nata pa cocinar

  • 1 chorretón de leche (como una media taza)

  • 1 cucharada de mantequilla

  • Sal, pimienta... y cariño, que ye lo que todo lo arregla

  • Unos tomatinos cherry pa decorar

  • Orégano seco o albahaca (pa dar ese toque fino)

  • Una ramina de tomillu si lo tenéis a mano

Cómo se hace (y cómo se disfruta)

  1. Lo primero ye la crema. En una sartén de les güenes, fundís la mantequilla. Echáis la nata y el chorretón de leche, y cuando esté caliente, añadís el Cabrales partíu en trocinos.

  2. Remueves con amor, con cuchara de madera, hasta que se deshaga to el quesu. Si ves que se te espesa mucho, añade un poco más de leche. Si te parece muy fuerte, métele más nata. Pero haz caso a Balbina: no lo dejes hirviendo como si fuera potaje.

  3. Mientras, cuece la pasta rellena como diga el paquete (y como decía mi difuntu Joaquín: "¡siempre al dente, mujer!").

  4. Escurres la pasta, la echas con cuidao na sartén de la salsa y lo das to unes vueltes pa que se enamore del Cabrales.

  5. Sirves caliente en un platu guapu, decorando con unos tomatinos cherry cortados, una pizquina d’orégano seco o albahaca, y si quieres rizar el rizo, una raminina de tomillu como la de la foto.

Conseyu de la güela

Esto ye una receta perfecta pa cuando quies impresionar a la familia o pa cuando te apetez algo sabrosón sin andar tres hores cocinando. Y si lo acompañas con un culín de sidrina bien frío… ay madre, vas derechu al cielo (pero sin prisa, ¿eh?).

Y agora, a comer y a vivir

Bueno, guapos míos, ya tenéis otra receta de éses que valen pa un domingo de fiesta o pa un miércoles de esos grises que piden alegría. ¡Hacedla y contadme cómo vos salió!

Y si me veis por la calle, ya sabéis... ¡saludad a la güela Balbina, que ya me saluda hasta el carteru del barrio!

 

 

¡Un besín muy fuerte y hasta la próxima receta, cielinos! ????

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