En un abrir y cerrar de ojos, la noche de Gijón se vio marcada por la violencia de dos individuos armados, que sembraron el terror en tres establecimientos de la ciudad en un arranque de codicia imparable. Con los rostros cubiertos y cuchillos en mano, asaltaron a punta de cuchillo dos salones de juego y una tienda de alimentación, en una acción frenética que no duró más que unos minutos, pero que dejó una estela de miedo y confusión que se prolongaría mucho más tiempo.
El botín: 7.345 euros, el fruto de una serie de robos a mano armada, perpetrados en primavera de 2023. De un modo coordinado, y en lo que parece una operación perfectamente ejecutada, los dos individuos irrumpieron en dos salones de juego, uno en la Acerona y otro en la Avenida de la Constitución, para culminar su fechoría con un asalto más en una tienda de alimentación de la calle Magnus Blikstad. La misma historia en cada uno de los asaltos: los empleados, aterrados, vieron cómo los ladrones les apuntaban con cuchillos afilados y les obligaban a entregar lo que tuviesen en las cajas.
Las huellas dactilares que delatan a los asaltantes
El terror fue fugaz, pero las huellas dejaron una pista que, como un latigazo, señalaría a los culpables. En dos de los establecimientos, la Brigada de Policía Científica encontró huellas dactilares de uno de los asaltantes: en la barra de un salón de juego, al pasar apresuradamente durante su huida con el dinero, y en una de las puertas de otro local, donde el nerviosismo dejó su impronta.
Esta fue solo una de las piezas del rompecabezas que, con el tiempo, llevaría a la Audiencia Provincial a confirmar las condenas. El primero de los individuos condenados ha sido sentenciado a cinco años de prisión por robo continuado, con violencia e intimidación, con la agravante de disfraz. Su compinche, que fue acusado de los mismos delitos, pero con alteraciones psíquicas parciales que fueron consideradas atenuantes, se enfrenta a 15 meses de cárcel.
El recurso de los asaltantes: un último intento fallido
Ambos procesados, tras escuchar la sentencia en el Juzgado de lo Penal número 2, no dudaron en recurrir la resolución, apelando a la absolución en un intento de salir de la cárcel sin cumplir las penas impuestas. Sin embargo, la Sección Octava de la Audiencia Provincial desestimó el recurso, ratificando la condena de cinco años para uno y la de 15 meses para el otro, quienes también deberán indemnizar de manera conjunta y solidaria a las víctimas con los 7.345 euros que robaron en los asaltos.
Una ciudad marcada por la violencia, pero también por la justicia
Gijón ha sido testigo de un robo sin precedentes, donde la violencia y la intimidación fueron las únicas armas de los delincuentes. Los salones de juego, esos templos del azar, vieron cómo se convertían en víctimas de un plan que, aunque bien ejecutado, no pudo escapar a la justicia.
El mensaje que deja este caso es claro: el miedo puede ser momentáneo, pero la justicia es implacable. Aunque los ladrones creyeron que podrían escapar con su botín, las huellas y la perseverancia de las autoridades han hecho que el impacto de su delito no quede solo en el recuerdo de sus víctimas, sino también en una condena que traerá justicia a Gijón.