Hoy miércoles, 14 de mayo de 2025, ha comenzado en la sección octava de la Audiencia Provincial de Asturias el segundo juicio contra un padre gijonés ya condenado a 25 años de cárcel por la violación reiterada de su hija pequeña, que tenía solo seis años cuando ocurrieron los hechos. En esta nueva vista oral, el hombre se enfrenta a cargos por presuntas agresiones sexuales cometidas sobre su hija mayor, desde que esta tenía ocho años y hasta que cumplió los trece.
La Fiscalía solicita para este segundo caso una pena de 12 años de prisión por un delito de agresión sexual a una menor de 16 años. Por su parte, la acusación particular, ejercida en nombre de la víctima, eleva la petición a 15 años por el mismo delito. De ser sentenciado en estos últimos términos, y sumada a su condena anterior, el acusado acumularía una pena de 40 años de cárcel, la más alta que se puede imponer en España. Además, se le reclama una indemnización de 40.000 euros por los daños morales causados a la víctima.
Las dos víctimas son hijas biológicas del acusado, pero de madres diferentes. Esta circunstancia, según la investigación desvelada en su momento, habría facilitado que el individuo pudiera perpetrar los abusos sin que las progenitoras tuvieran conocimiento de los mismos.
Los abusos a la hija mayor, que se juzgan ahora, ocurrieron cronológicamente antes que los infligidos a la hermana pequeña, pero se descubrieron con posterioridad. Fue a raíz de la denuncia interpuesta por la madre de la hija menor, que destapó los hechos por los que el padre ya fue condenado, cuando se inició la investigación sobre las posibles agresiones a la otra hija.
En el caso de la hija menor, el gijonés fue condenado por dos delitos: uno continuado contra la libertad sexual de una menor de 16 años y otro de agresión sexual a una menor de 16 años, ya que la pequeña pudo concretar un episodio específico, aunque las relaciones sexuales no fueron completas. En el caso de la hija mayor que se juzga actualmente, las acusaciones sostienen que las agresiones comenzaron cuando tenía ocho años, fueron aumentando en gravedad y sí llegaron a ser completas.
Durante la investigación del caso, también surgieron indicios de que el acusado podría haber agredido sexualmente a su propia hermana en el pasado. Sin embargo, estos hechos no han podido ser completamente esclarecidos y, según fuentes cercanas al caso, podrían haber prescrito.
El juicio, que comenzará hoy a las doce del mediodía, encara la recta final de uno de los casos de abusos sexuales más duros de los últimos años en la región.