¿descanso o ahorro?

Los ruidos en general y los ruidos en las relaciones de vecindad en particular constituyen uno de los grandes problemas a los que se enfrenta el ser humano en la actualidad.

Los ruidos, en principio, tienen poca incidencia en el medio ambiente, en el agua, en la flora, en el paisaje, y mucho en el hombre, generando graves problemas de salud, lo que ha determinado una tardía preocupación sobre su corrección.

Pero esa corrección ha llegado y son muchas las normas que tanto a nivel europeo como nacional, autonómico y local se ocupan de contextualizar el marco de esos ruidos y de prohibir aquellos que sobrepasen determinados niveles.

Jurídicamente no está prohibida la emisión de todo ruido, sino solo la de aquellos que, por generarse de forma continuada y persistente y por exceder de lo normal, suponen una verdadera inmisión en el ámbito o esfera privada de las personas.

Por acotar el tema, en el concejo de Oviedo existe una ordenanza sobre protección del medio ambiente contra la emisión de ruidos y vibraciones en base a la cual, en las zonas residenciales, aquellos y aquellas no se pueden producir entre las 7 y las 22 horas cuando sobrepasen los 55 dB, y entre las 22 y las 7 horas cuando superen los 45 dB.

Pocos ciudadanos respetan estas directrices, y por ello una de las principales cautelas que debe adoptar el comprador de un piso es la de verificar qué tipo de vecinos va a tener. Si se trata de vecinos ruidosos e incívicos, lo más prudente es buscar en otra dirección. Esto parece claro y admite pocos argumentos en contra.

La inminente irrupción generalizada en el ámbito doméstico de los denominados “contadores inteligentes”, que permiten conocer exactamente el precio que paga el consumidor por la luz cada hora, puede suponer un cambio radical en la concepción del ruido como elemento distorsionador de las relaciones vecinales en la medida en que el precio medio del kilovatio por hora y días desciende ligeramente de madrugada. En concreto, y según el cuadro de consumo publicado por la Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC), la franja horaria más barata para el consumo de electricidad es la comprendida entre las 2 y las 5 de la madrugada, y se abarata aún más los domingos a las 16 horas.

En un comunicado del Gabinete dirigido por el Ministro José Manuel Soria se señala que el sistema permitirá, entre otros beneficios para el consumidor, poder aprovechar los momentos de precios más bajos de la electricidad –como quedó dicho, por la noches o fines de semana- para ahorrar en su factura.

Teniendo en cuenta que el centrifugado de una lavadora de precio medio puede llegar a los 75 dB y el de un lavavajillas a 60 dB, cualquier electrodoméstico trasnochador, además de vulnerar la ordenanza municipal de ruidos, provocará un auténtico caos en la paz nocturna vecinal y la colisión con las ordenanzas de cada concejo.

Cuando la política sitúa al ciudadano ante la disyuntiva de elegir entre dos opciones aisladamente buenas pero de ejecución antagónica, algo falla. Y en este caso falla el Ministro, que hace buena aquella frase que dice que “La política es el arte de obtener el dinero de los ricos (las empresas eléctricas) y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros”.



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