Paquín, el amigo invisible

Seguramente, casi todos nosotros nos moriremos sin llegar a conocer a centenares de personas "invisibles" que fueron fundamentales en nuestra vida. Escribo esto porque una de esas personas buenas e "invisibles", es Paquín, el de la Caja de Ahorros, que ahora jubilado me decía: "Manolín, tú no te acuerdas, pero yo fui uno de aquellos reyes magos que íbamos a Pola de Gordón por los 60, a repartir juguetes a los niños de la Casa Infantil Covadonga y a los del pueblo".

Y vienen a mi cabeza multitud de recuerdos de aquella época infantil, donde se vivía con mucho sacrificio, donde escaseaba las cosas necesarias y no había dinero para juguetes. En aquellos años, la Casa Infantil de Pola de Gordón contribuía a multiplicar un poco la felicidad de unos chavales para que no les faltaran la ilusión de los juguetes.
La verdad es que el mundo está lleno de gentes sencillas, "invisibles", que contribuyen a nuestra felicidad. Por aquí, junto a nosotros, están los de la farmacia de la Gesta, Angelín el fotográfo, Manolo y Vitorín el del Lira, el fotográfo Oliveira, Senén, el portero del cinco, Julio y Arturo de la Bellota, y tantos y tantos más, como los que hacen el periódico y no firman. Todos ellos son gente corriente, pero imprescindibles, para que este mundo viejo como un don Juan, sea vivero y amable.
Sé que nos olvidamos de las personas que enriquecieron nuestras vidas sin hacer ruido, de modo "invisible". Por eso, hoy les doy las gracias, en este humilde recuadro, para que no se cansen de mejorar  de modo "invisible" este viejo y pícaro mundo. Y no me olvido de mi entrañable amigo  Paquin, el de la Caja, que fue mi primer rey mago.



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