Estabilidad a contrapelo

 

El ruido informativo sobre el caso Bárcenas se ha ido atenuando y ahora hemos entrado en tiempo de reflujo. Las respuestas de la vicepresidenta Soyara Saenz de Santamaría- un valor en alza constante- en la rueda de prensa de prensa posterior al Consejo de Ministros, han sido algo parecido a un punto de cierre, y de que el Gobierno, con el recurso del mes vacacional, no volverá a la confrontación. Mientras,  el PSOE y sus acompañantes lo van a tener más difícil para que la tensión no decaiga.

 

Dejando a las redes sociales y a los tertulianos de oficio con sus valoraciones y falsas citas, si hubiese que sacar alguna conclusión positiva sobre el debate Rajoy frente a todos, esta pudiera resumirse en que se ha asegurado, aunque sea a contrapelo, la estabilidad política y que afortunadamente no habrá elecciones anticipadas. El presidente del Gobierno ha reiterado que no dimitirá y que no se considera culpable de nada, continuando con su tarea reformista.

 

Visto y oido lo que dicen y hacen quienes aspiran a sustituirlo, mejor que sea así. Quedan dos años de legislatura y merece la pena confiar en que sean efectivas las reformas comprometidas. También en que durante este periodo puedan perfilarse nuevos políticos con auténtico sentido de Estado y capaces de reconducir la negativa opinión de la ciudadanía sobre los partidos y sus principales protagonistas.

 

Rajoy y Rubalcaba seguramente ya no serán, en el futuro próximo, cabezas de lista. Su tiempo está agotado y el debate marco el punto final para los dos. No basta que se acepte la probidad de Mariano Rajoy y que nadie le inculpe de enriquecimiento personal, las sombras del caso Bárcenas son alargadas y aún pueden dar sobresaltos. A Rubalcaba le ha hundido la propia inseguridad dentro de sus huestes, los enredos y seguidismo de “El Mundo” y que, al fin y al cabo,en los 22 años que ha estado en el poder, hay demasiados pasajes turbios para dar lecciones de moralidad a nadie.

 

El debate ha servido, así mismo, para poner de relieve el lamentable estilo de nuestra clase política. La lider de UPYD, Rosa Diez, se anda suicidando políticamente con sus ataques desmenelados y contradictorios , que la están alejando de ese espacio que ella buscaba como alternativa para integrar al voto de centro.

 

En cuanto a IU, habría que recomendar a Cayo Lara que despidiese al “negro” que le prepara los discursos. Suenan a un rancio que atufan.Quizás el mejor de la oposición fue Duran y su juicio más rotundo fue: “Necesitamos creerle,Sr. Rajoy, por que la alternativa a no creerle es la desestabilización de un país que necesita trasladar estabilidad y confianza”. Seguramente es una posición compartida  mayoritariamente y a partir de ahí aceptar la propia autocrítica de Mariano Rajoy.

 

Para algunos el caso Bárcena ha entrado en fase de estancamiento y será el proceso judicial el que determine los próximos episodios. Sería deseable que tales aguas no sean propicias para arrojar nuevos sapos al desayuno nacional. Más vale estabilidad, aunque sea a contrapelo.



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