Tokio, Nagasaki y Nueva York ocupan las primeras posiciones del ranking elaborado por la Organización Mundial de la Salud. Las personas que viven en estas ciudades tienen más riesgo de padecer problemas de salud. Disminuir los niveles de ruido es uno de los grandes retos del siglo XXI y una de las apuestas de Fundación Telefónica que acaba de poner en marcha Proyecto Mute con el objetivo de concienciar a la sociedad y a las instituciones y abrir un debate para construir un mundo más saludable.
Oviedo.- La contaminación acústica es un problema que afecta a muchas capitales y ciudades del mundo. La Organización Mundial de la Salud (OMS), en su último estudio, sitúa a Tokio, Nagasaki, Nueva York, Buenos Aires, Hong Kong y Sao Paulo como las urbes más ruidosas del planeta. El tráfico es una de las principales fuentes de contaminación sonora en estos lugares. Las grandes ciudades son vividas en exceso, una fiesta de automóviles, trenes, obras, etcétera que no dan tregua. Este caos urbano, a la larga, genera cansancio y frustración, entre otros muchos problemas. Según la OMS, el ruido es un sonido desagradable que causa efectos nocivos en la salud de las personas y fija el límite tolerable de ruido al que puede estar expuesto un individuo sin efectos negativos en 65 decibelios. A partir de esa barrera comienzan a aparecer molestias. Por ejemplo, ir en el metro de Nueva York durante más de treinta minutos puede dañar la audición ya que el nivel medio de ruido en esos trenes alcanza los 106 decibelios, según un estudio de la Universidad de Columbia. Cuatro millones de viajeros emplean a diario este medio de transporte.
Entre las afecciones más comunes causadas por el ruido se encuentra la disminución de la audición hasta la sordera, fatiga, alteraciones del sueño o pérdida de memoria.
Mejorar y planificar correctamente las vías de comunicación para evitar los atascos, fomentar medios de transportes eficientes que rebajen el número de vehículos particulares circulando por las ciudades, crear zonas verdes de abundante vegetación y controlar las emisiones de los coches para generar el menor ruido posible son algunas de las medidas que ya se están poniendo en práctica en estas ciudades. Desde la Asociación Española para la Calidad Acústica (Aecor) advierten de los daños que produce en nuestra salud el exceso de ruido: “hay estudios que afirman que debido al ruido excesivo cada persona pierde 8,2 meses de vida”.
Con el objetivo de abrir un debate en la sociedad, Fundación Telefónica acaba de emprender la campaña #hazmute con la que pretende promover la creatividad en espacios de silencio. “Es un esfuerzo colectivo por demostrar que cuanto más ruido hay menos ideas generamos”, remarca el portal de Internet ProyectoMute.com donde la institución recoge un manifiesto y los internautas pueden compartir aquellos rincones del planeta donde el silencio es protagonista. “El ruido es uno de los principales enemigos del pensamiento y uno de los principales obstáculos para concentrarse y tener ideas”, reza.
