Arranca San Mateo y que nos quiten lo bailao

Arranca San Mateo y que nos quiten lo bailao

Por Carmen Peláez/AM.-! Cómo nos gusta a los de Oviedo salir a vernos unos a otros!, resume mi amiga Blanca. Y es que horas antes de que se pronunciara el pregón, pistoletazo de salida de las fiestas como dicen los clásicos, ya estaba claro que los de Oviedo teníamos ganas de juerga. Llega el primer día de San Mateo y ya no se cabe en la calle Uría ni en el Antiguo, cómo si los ovetenses brotáramos de todos los rincones de la ciudad para pasearla, para vivirla, para sonreirla y para disfrutarla.

 

Este año todo el mundo sabe quien es el pregonero y cuando el "haiga" en el que le acompaña Mateín, enfila la calle Uría no puede dejar de saludar, de sonreír, de escuchar su nombre en boca de todos. Que se quite la Quinta Avenida, debe de estar pensando el chaval travieso que llegó a cantante famoso al cruzar la ciudad de su infancia con su hijo en brazos en un "haiga" azul.

 

Luego, ya en lo alto del balcón del Ayuntamiento, se gana a la peña apareciendo con la camiseta del Real Oviedo y convierte el pregón en un espectáculo al que solo le falta el baile para ser de Bollywood. Nos cuenta su vida y se arranca a cantar por el medio. Entona la canción del Oviedo recordando los partidos con su padre, "me he cortado y mi sangre sale azul...", empieza, y aquí aplaude hasta la orquesta municipal.

Y luego la canción que tantos han hecho suya, el otro himno de la región, "Asturias es mi patria...". La corea la plaza entera. Y le ríen las gracias. Y se entregan. La traductora de lengua de signos intenta no bailar. Todos aprendemos que agitar los antebrazos hacia arriba es el signo de aplauso. Saben a poco los 17 minutos de Melendi hablando a los de su pueblo. Luego nos volveremos a ver, nos espera el concierto de la noche.

 

Tras el Asturias Patria Querida interpretado por la magnífica Banda de Música Ciudad de Oviedo, decenas de gaiteros en el balcón mas alto del edificio consistorial con el cielo como límite, la riada humana se dirige sin disimulos al asalto de los chiringuitos.

Tercera fila si te acercas a la Guinda y en el Rincón parece que regalan los mojitos. En El Topo ya huele a chorizo... Los mismos lugares de siempre, pero no suenan a repetido si no a dulce reencuentro.

 

Habrá crisis, que no digo yo que no, pero si se pasa Merkel por aquí puede aprender algo de optimismo para afrontarla. "Cuanto te vas a gastar en estas fiestas?", indago metiendome en un grupo. "Lo menos posible, mejor que me inviten", la chica es joven pero domina la economía como si fuera del Bundesbank.

 

De momento cada cosa está en su sitio: los niños abarrotaron los espacios lúdicos en el Paseo de los Álamos por la tarde; la chavalería nueva descubre la calle y viven la fiesta como si se hubiera inventado solo para ellos; la música en la plaza de la Catedral; el rock en la del Ayuntamiento y el jazz en la de El Paraguas. Serán diez días intensos y hay que exprimirlos. No vaya a ser que acierte el sarcástico que escribió el otro día en la pizarra del kiosco de La Argañosa: "Ya sólo falta que nos quiten lo bailao".

 

 


1 comentario

  • # RamonPG Responder

    15/09/2012 16:27

    Pregón azul abondo. Crónica perguapa. Fotos también apropiaes. La mió prefería ye la del gaitero y la neña. Ella tien carina d'espabilá. Pa min que foi la que-y dixo a la cronista lo de "mejor que me inviten". Nun te queda ná collaciu!!!!!...

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