Infierno blanco: la venganza de los lobos

Infierno blanco: la venganza de los lobos

En INFIERNO BLANCO, el personaje de Liam Neeson es el líder de un indisciplinado grupo de trabajadores de una refinería cuyo avión se estrella en las remotas montañas de Alaska. Los supervivientes, expuestos a heridas mortales y un tiempo inclemente, disponen de pocos días para escapar de los gélidos elementos (y de una feroz manada de lobos cazadores) antes de que sea demasiado tarde.

 

Desde el cine mudo de Nanuk, el esquimal (Nanook of the North, 1922) hasta la espectacularidad de Tiburón (Jaws, 1975), uno de los temas cinematográficos más perdurables es el clásico conflicto entre el hombre y la naturaleza. Ahora llega una emocionante nueva aventura de un grupo de hombres muy hombres perdidos en una tierra inhóspita y enfrentados a unas condiciones insoportables y a unos depredadores de pesadilla. En INFIERNO BLANCO, con las montañas heladas de Alaska como telón de fondo, una manada de lobos salvajes, amenazantes y sanguinarios persiguen incansablemente a sus presas humanas. A medida que las indefensas víctimas caen una a una, las posibilidades de supervivencia del último de estos hombres son cada vez más remotas.
«Es una película de supervivencia pura y dura», declara el director y coguionista Joe Carnahan, que ha conocido el éxito con Narc y Ases calientes. En INFIERNO BLANCO, un grupo de hombres debe luchar por sobrevivir ante el frío extremo y la nieve, y ante una manada de lobos hambrientos que protegen su territorio. «Si te dan miedo los animales salvajes o viajar en avión, esta película te marcará durante mucho tiempo.»
«Esta película toca muchos géneros», asegura la productora Jules Daly. «Es un thriller. Es una película de terror. Es un drama con hombres que luchan por sobrevivir.» Basada en el relato Ghost Walker de Ian Mackenzie Jeffers, INFIERNO BLANCO es la segunda colaboración entre Carnahan y la superestrella internacional Liam Neeson (Venganza, Star Wars: Episodio I - La amenaza fantasma, La lista de Schindler), que ya trabajaron juntos en El equipo A. Detrás de esta comedia de acción de 2010 estaban Ridley y Tony Scott, que en INFIERNO BLANCO participan como productor y productor ejecutivo respectivamente.
«INFIERNO BLANCO despertaba algo muy primitivo en mi interior», afirma Neeson, que oyó hablar por primera vez del proyecto mientras efectuaba una ronda de entrevistas con Carnahan en Berlín para promocionar El equipo A, y posteriormente pidió al director más detalles sobre el proyecto durante una cena informal en Londres. Tras leer el guión, el actor se ofreció inmediatamente para el rol protagonista, aun sabiendo perfectamente que Carnahan, buscando el máximo realismo, querría rodar en exteriores alrededor de la zona subártica. «Cuando leí el guión tenía 57 años, y mi niño interior pensó que sería genial asumir un papel tan exigente», recuerda Neeson. «Quería que el público dijera “Hala, ¿cómo pueden hacer eso estos tíos?”. Y al mismo tiempo, yo pensaba “¿Estaré a la altura físicamente?”.»

 

EL ARGUMENTO

 

La premisa de INFIERNO BLANCO también espoleaba la imaginación de Neeson. La película arranca en una refinería de Alaska, donde se procesa el crudo en diversos productos para su uso comercial. Los trabajadores soportan unos agotadores turnos de cinco semanas las 24 horas del día, y después tienen unas dos semanas de vacaciones. Un grupo de hombres que se disponen a regresar a casa se topan con una tormenta brutal que provoca que su avión se estrelle en la tundra de Alaska. Todos los pasajeros mueren excepto ocho supervivientes que deciden dirigirse al sur, hacia la civilización, mientras los persigue una manada de lobos misteriosos, casi sobrenaturales y que parecen prehistóricos por su tamaño y ferocidad.
Neeson encarna a John Ottway, un tirador de primera que ha sido contratado por la refinería para evitar que los osos, los cánidos y otras fieras ataquen a los trabajadores. 
«Os diré una cosa: teniendo en cuenta mi idea de cómo tenía que ser la película y cómo es ahora, me costaría imaginar en el papel a alguien que no fuera Liam», le elogia Carnahan. «La forma en que este personaje ha evolucionado y ha sido trabajado por él como actor ha sobrepasado inmensamente mis expectativas. Ha sido capaz de imprimirle un sentido más profundo de lo que significa la vida y la muerte. Al hablar con actores más jóvenes, vi que no comprendían su propia mortalidad. Liam tiene casi sesenta años, por vibrante y fuerte que sea, y tiene asumido que todos, sin excepción, tenemos los días contados. El tiempo nos acecha a todos.»
«En esta película no hay bien ni mal, simplemente es lo que es», asegura Carnahan con convicción. El director cree que los conceptos básicos de «presas» y «depredadores» que protegen su territorio podrían perderse en un actor más joven o menos experimentado. Al asumir la propia vulnerabilidad del personaje, Neeson reconoce también la dualidad de este tirador profesional, que es a la vez antagonista y protagonista.
«Mi personaje tiene una relación particular con estos lobos», explica Neeson. «Trabaja en la primera línea de la refinería y su trabajo es encargarse de que los animales no se acerquen a los trabajadores. El pensamiento que ronda la mente de Ottway es que, tal vez, los lobos han venido a buscar venganza.»

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