El Gobierno ordena encerrar a todas las aves al aire libre en España: el “pitu de caleya” deja el prado en Asturias hasta nueva orden

El Gobierno ordena encerrar a todas las aves al aire libre en España: el “pitu de caleya” deja el prado en Asturias hasta nueva orden

La cría de gallinas y otras aves al aire libre queda prohibida desde este jueves en toda España. El Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación ha activado una orden de emergencia que obliga a confinar a todas las aves de corral, incluidas las ecológicas, las de autoconsumo y las que producen carne o huevos para venta directa. La medida entra en vigor de inmediato y afecta de lleno a Asturias, donde la imagen del tradicional pitu de caleya campando libre por los prados queda, por ahora, suspendida.

Hasta esta semana, la restricción solo se aplicaba en 1.200 municipios considerados zonas de especial riesgo y vigilancia. En Asturias afectaba ya a Castropol, Corvera, Gijón, Gozón, Ribadesella, Tapia de Casariego, Vegadeo y Villaviciosa. Pero con la nueva orden, todo el territorio nacional queda incluido.

Por qué se toma esta decisión

La causa es el repunte de la gripe aviar de alta patogenicidad (H5N1) en Europa. Desde julio se han detectado 139 brotes en aves de corral en distintos países europeos. En España, el balance acumulado asciende a 14 focos en explotaciones avícolas y a más de medio centenar en aves silvestres.
El frío repentino, unido a la gran presencia de aves migratorias en humedales y zonas de paso, ha elevado de forma notable el riesgo de contagio. El virus se transmite muy fácilmente desde aves silvestres a aves de corral, especialmente cuando estas últimas están al aire libre.

El Ministerio señala que “existe un riesgo claro y creciente” y que las medidas buscan cortar cualquier posibilidad de contacto entre aves domésticas y silvestres.

Cómo afecta a Asturias

El golpe para la cría tradicional asturiana es importante. El pitu de caleya, símbolo gastronómico del Principado, depende de la cría al aire libre para mantener su calidad y alimentación característica. Sin embargo, a partir de hoy:

  • Ninguna ave puede permanecer libre en prados o corrales abiertos.

  • Solo podrán salir al exterior si el espacio está cerrado, protegido y completamente aislado de aves silvestres mediante mallas, techos o telas pajareras.

  • La alimentación y el agua deberán ofrecerse dentro de instalaciones cerradas o en refugios protegidos.

  • Se prohíbe criar patos o gansos junto a otras especies de aves de corral.

  • Los depósitos de agua exteriores deberán estar protegidos y no podrán ser accesibles a fauna silvestre.

  • Queda prohibida la presencia de aves en ferias ganaderas, exposiciones, muestras o celebraciones culturales.

Para muchos pequeños criadores, autoconsumidores y explotaciones familiares, esto supone un cambio drástico. Aquellos que no puedan adaptar sus corrales de forma inmediata tendrán que mantener a las aves bajo techo.

Repercusiones económicas y sociales

El mercado asturiano del huevo, que ya venía tensionado por subidas de precios derivadas de sacrificios anteriores y reducción de oferta, podría sufrir un nuevo repunte. Los huevos camperos y ecológicos, que dependen del libre pastoreo, verán reducida su disponibilidad.
Los productores de pitu de caleya, especialmente en el oriente y occidente asturianos, tendrán que invertir con urgencia en infraestructuras de protección. Algunas explotaciones pequeñas podrían verse obligadas a cambiar de modelo o a limitar producción temporalmente.

En el ámbito sanitario, las autoridades insisten en que el riesgo para humanos es muy bajo, siempre que los productos avícolas se manipulen y cocinen adecuadamente.

Un paisaje que cambia

La orden no fija fecha de finalización. La duración del confinamiento dependerá de la evolución del virus, del invierno meteorológico y de la migración de aves silvestres.
Hasta entonces, Asturias deberá acostumbrarse a una estampa inusual: prados sin gallinas, corrales cerrados y un silencio extraño en zonas rurales donde antes se escuchaba el cacareo al aire libre.

Para muchos ganaderos, la medida es necesaria pero amarga. Para los consumidores, una señal de que la gripe aviar vuelve a golpear. Y para el ADN rural del Principado, un recordatorio de que incluso las tradiciones más arraigadas pueden verse alteradas cuando la sanidad animal entra en alerta máxima.

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