Asturias impulsa una revolución médica con inteligencia artificial: la Universidad de Oviedo lidera la detección temprana del autismo y se suma a una ola global de avances científicos

Asturias impulsa una revolución médica con inteligencia artificial: la Universidad de Oviedo lidera la detección temprana del autismo y se suma a una ola global de avances científicos

Investigadores asturianos logran detectar señales de autismo en bebés desde los 9 meses gracias al seguimiento ocular y la IA. España y el mundo viven ya un auge de herramientas inteligentes aplicadas al diagnóstico precoz de enfermedades.

 

Asturias vuelve a situarse en el mapa internacional de la innovación. Un equipo de la Universidad de Oviedo, en colaboración con la Asociación de Familias y Personas con Autismo (ADANSI), ha desarrollado una herramienta pionera que permite detectar el riesgo de Trastorno del Espectro Autista (TEA) en bebés a partir de los 9 meses, utilizando seguimiento ocular e inteligencia artificial.

La tecnología combina la observación de vídeos diseñados para analizar la interacción social con un sistema de eye-tracking que registra cada movimiento ocular con precisión milimétrica. Los datos se procesan después mediante un algoritmo de IA que determina si existen indicadores de riesgo y clasifica el nivel de TEA (1, 2 o 3).

Las primeras pruebas arrojan un 87,6 % de precisión en los casos más severos, un resultado prometedor que permitiría adelantar el diagnóstico casi siete meses respecto a los métodos actuales.

«Nuestro sistema se basa en datos objetivos y puede identificar indicadores de riesgo en bebés que aún no hablan ni responden a cuestionarios. Eso abre una nueva puerta en la intervención temprana», explica el profesor Martín González Rodríguez, coordinador del proyecto y responsable del grupo de investigación The HCI Group, perteneciente al Computational Reflection Research Group de la Universidad de Oviedo.

Un avance asturiano con proyección internacional

El prototipo fue presentado en septiembre en la International Conference on AI in Healthcare, celebrada en Cambridge, donde suscitó gran interés en el ámbito científico. El trabajo también fue expuesto en el Centro de Investigación del Autismo que dirige el doctor Sir Simon Baron-Cohen, una de las autoridades mundiales en el estudio del TEA, quien ha manifestado su intención de colaborar con el equipo ovetense.

El desarrollo cuenta con la participación de ADANSI, entidad asturiana de referencia en el acompañamiento a familias con autismo, y abre una nueva etapa en la medicina de precisión aplicada al desarrollo infantil.

De Oviedo al mundo: la inteligencia artificial ya transforma la sanidad

El proyecto asturiano forma parte de una tendencia imparable: la incorporación de inteligencia artificial a la práctica médica diaria. En España y otros países, esta tecnología ya se utiliza en áreas clave del diagnóstico y el cribado precoz:

  • Colonoscopias asistidas por IA (GI Genius): el sistema detecta pólipos invisibles al ojo humano, reduciendo el riesgo de cáncer colorrectal.

  • Mamografías inteligentes (Transpara): hospitales públicos en la Comunitat Valenciana emplean IA para mejorar la detección de tumores en mamas densas y reducir las listas de espera.

  • Diagnóstico rápido del ictus (RapidAI): plataformas de análisis automático de TAC agilizan las decisiones en redes de tele-ictus.

  • Cribado de retinopatía diabética (IDx-DR): ya aprobado en Europa y EE. UU., permite detectar lesiones sin intervención directa del oftalmólogo.

  • Radiómica y oncología (Quibim, Valencia): biomarcadores de imagen aplicados al cáncer permiten personalizar terapias y seguimientos.

  • Dermatología digital (Proyecto SaVios, Andalucía): ensayos públicos con IA para detectar melanomas mediante el análisis automatizado de fotografías de la piel.

Estos sistemas, algunos ya certificados con marcado CE o FDA, muestran cómo la IA se ha convertido en una herramienta real en los hospitales, no solo en los laboratorios.

Los retos: ética, validación y adopción

Aun así, la IA médica plantea desafíos. Los algoritmos deben ser explicables, validados en poblaciones diversas y regulados conforme a la normativa europea de dispositivos sanitarios. Además, su integración exige formación especializada para médicos y técnicos.

En el caso asturiano, el siguiente paso será validar el sistema en bebés de diferentes regiones y avanzar hacia su acreditación sanitaria oficial. Si supera esa fase, Asturias podría convertirse en referente europeo en detección precoz del autismo.

El uso de inteligencia artificial en medicina ya no es ciencia ficción: desde el ojo de un bebé hasta los quirófanos y las urgencias, las máquinas aprenden a ver lo que nosotros no vemos. Y en esa nueva mirada al futuro, Asturias acaba de abrir los ojos primero.

Dejar un comentario

captcha