¡Ay, fíu y fía míos, que lo que vos voi contar ye de traca fina! Mira que yo siempre digo que non creo neses marcianinos de la tele, pero tampoco digo que non. Que igual los hay, igual non… vete tú a saber. Pues resulta que anoche, después de cenar un cachín Cabrales con un culín de sidra, me quedé dormida na butaca. Y vaya viaxe tuve, que ni en las fiestas de prao de mi mocedá.
Soñé que me metía na cocina a ver si quedaba fabada pa la merienda… ¡y ahí estaba, fíu, un bichu verde con ojos como faroles, antenines y traje metálicu! Yo pensé: “Balbina, esto ye lo que pasa por echar sidra de más… pero ya que ta aquí, habrá que darle de comer”.
Y así nació la receta más friki de toda Asturias: Fabes intergaláctiques con crujiente de Cabrales, cráter de compango y sidra nebulosa. Que en el sueño sonaba muy de otro planeta, pero era cocina asturiana pura y dura, de esa que te hace levitar aunque seas de Saturno.
Ingredientes de otro mundo (pa 4 terrícolas… o 1 marcianu famélicu)
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500 g de fabes de la Granja (que aquí sembramos con arte).
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1 chorizu asturianu ahumáu.
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1 morcilla asturiana auténtica, bien gorda.
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1 trozo de tocín entreveráu.
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1 huesu de jamón pa que el caldo tenga cuerpo.
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Quesu Cabrales del bueno (pa el crujiente sideral).
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Un culín generosu de sidra asturiana.
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1 cebolla, 1 hoja de laurel, sal y aceite d’oliva.
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Pan de escanda, que sin pan no hay fartura.
Preparación “de aquí a la Vía Láctea”
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La víspera: Dejas les fabes a remoyu, que hasta los de Marte saben que eso ye clave.
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Al día siguiente: Pones les fabes en la pota con el chorizu, la morcilla, el tocín y el huesu. Añades agua fría, cebolla entera y laurel.
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El chup-chup oníricu: Fuego lento, como si la nave aterrizara en Villaviciosa. Quitas la espuma pa que no se asuste el alien.
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Crujiente sideral: Cortas Cabrales en láminas, al horno hasta que queden como chips intergalácticos.
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Sidra nebulosa: Reduces sidra en sartén hasta hacer una salsina espesa, que al echarla por encima ye magia pura.
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Montaje que ni la NASA: Sirves les fabes con compango cortado fino, decoras con crujiente de Cabrales y gotas de sidra reducida.
El despertar de Balbina
Justo cuando el bichu probaba la fabada y pegaba un gritu que parecía gaita desafinada, me desperté con el mandil torcido y la butaca echando humo. Me quedé pensando: “Pues oye, igual sí hay marcianos… pero lo que tengo claro ye que si vienen, comen bien”.
Así que ya sabéis, cielinos: si soñáis con extraterrestres, invitalos a fabada, que hasta en sueños eso quita el sentíu. Y si os despertáis con antojo, ya sabéis lo que toca: pota al fuego y fartura asegurada.
¡Hala, a cocinar y a soñar! Que la cocina asturiana ye tan buena… que hasta en sueños sabe a gloria bendita.