Asturias vive estos días uno de los episodios más graves de incendios forestales de los últimos años. Aunque la evolución de los focos activos ha mostrado cierta mejoría en las últimas horas, el Principado mantiene el nivel máximo de alerta dentro del Plan de Incendios Forestales de Asturias (INFOPA). La decisión responde a la necesidad de extremar la precaución, ya que la situación, si bien menos crítica que en jornadas anteriores, sigue siendo muy delicada.
Actualmente, los incendios afectan a varios concejos, algunos de ellos en zonas de alto valor ecológico y con una orografía compleja que dificulta las labores de extinción. Brigadas forestales, bomberos del SEPA, efectivos de la Unidad Militar de Emergencias y voluntarios locales trabajan de forma coordinada para contener las llamas y evitar reactivaciones. La meteorología, marcada por vientos variables y temperaturas elevadas, continúa siendo el principal desafío.
El consejero de Gestión de Emergencias ha explicado que mantener el nivel máximo de alerta es clave para garantizar la disponibilidad de todos los recursos posibles y una rápida reacción en caso de empeoramiento. El dispositivo desplegado en la región incluye tanto medios terrestres como aéreos, que se reparten estratégicamente en las zonas más afectadas.
El impacto de los incendios no es solo ambiental, sino también económico y social. Muchos ganaderos han visto amenazados sus pastos, y varias explotaciones agrícolas se mantienen en riesgo. En algunas localidades se han producido evacuaciones preventivas, lo que refleja la magnitud de la emergencia.
Pese a la gravedad de la situación, en las últimas horas se perciben signos positivos: varios de los incendios más peligrosos han sido estabilizados y otros están próximos a ser controlados. Sin embargo, las autoridades insisten en que no se puede bajar la guardia. En los próximos días se prevé una ligera bajada de las temperaturas, lo que podría facilitar las tareas de extinción, aunque la previsión de nuevas rachas de viento obliga a seguir con máxima prudencia.
Asturias permanece en vilo, consciente de que la lucha contra el fuego aún no ha terminado. La prioridad inmediata es asegurar la protección de las personas y minimizar los daños sobre un patrimonio natural que constituye uno de los principales valores de la región.