La lluvia de estrellas Perseidas, también conocida como “Lágrimas de San Lorenzo”, continúa visible en el cielo del hemisferio norte hasta el 24 de agosto, pese a que su punto álgido tuvo lugar en la noche del 12. Este fenómeno astronómico, originado por partículas desprendidas del cometa Swift–Tuttle, ofrece uno de los espectáculos más esperados del verano.
Aunque la Luna, en fase menguante y con un 70 % de visibilidad, dificulta en parte la observación, los expertos recomiendan aprovechar las primeras horas de la noche, justo después del ocaso, y buscar lugares alejados de la contaminación lumínica. No es necesario usar telescopios ni prismáticos: lo más importante es permitir que la vista se adapte a la oscuridad durante al menos 20 minutos.
Las Perseidas de este año han ofrecido una frecuencia media de 100 meteoros por hora en su máximo, aunque la cifra varía según las condiciones de visibilidad y la ubicación del observador. Hasta finales de mes, aún será posible ver meteoros brillantes, especialmente en noches despejadas.
En Asturias, las zonas rurales y de alta montaña ofrecen un marco privilegiado para disfrutar del fenómeno. Localidades situadas lejos de los núcleos urbanos permiten una visión más nítida y, en muchos casos, combinan la observación con actividades culturales y turísticas nocturnas.
Este evento no solo es un atractivo astronómico, sino también una oportunidad para concienciar sobre la importancia de preservar cielos oscuros y combatir la contaminación lumínica. La experiencia de contemplar una lluvia de estrellas recuerda que el firmamento sigue siendo uno de los patrimonios más valiosos y universales que la humanidad comparte.