Somiedo se convierte en Panem: arranca el rodaje de Los juegos del hambre en Asturias con turistas, actores y paisajes de cine

Somiedo se convierte en Panem: arranca el rodaje de Los juegos del hambre en Asturias con turistas, actores y paisajes de cine

La superproducción internacional transforma el Parque Natural en un plató abierto al mundo y despierta una nueva forma de turismo: el “avistamiento de rodajes”

 

A las siete y media de la mañana, con la bruma aún pegada a las laderas y los primeros vencejos rasgando el cielo de Somiedo, la capital mundial del cine estaba en Asturias. No en Hollywood, ni en los estudios Pinewood. En Pola. En Valle de Lago. En los caminos donde hasta hace poco solo reinaban el silencio y el ganado.

Hoy, casi 300 personas trabajan a contrarreloj en un rodaje que ha traído a la región la sexta entrega de Los juegos del hambre, titulada Amanecer en la cosecha. Una producción que busca transformar los parajes naturales del Parque en la brutal arena de los “50º Juegos del Hambre”, y que al mismo tiempo ha encendido una chispa inesperada: una nueva forma de turismo donde los prismáticos sustituyen a las cámaras de fotos y el objetivo no es ver un oso, sino cazar con la mirada un plano de Hollywood.

Cine de primera categoría… a 1.200 metros de altitud

Francis Lawrence, director de la saga desde En llamas, lleva días entre hayedos y prados diseñando el arranque más espectacular de la película. El epicentro es una enorme estructura efímera, una suerte de pabellón futurista en medio del monte, que representa la “Cornucopia”, el lugar donde los tributos —los 48 jóvenes competidores del juego— pelean a vida o muerte por las armas y provisiones.

El diseño ha sido obra de un estudio de arquitectura europeo, y la estructura desmontable supera los 12 metros. Las cámaras, los drones (autorizados solo para el equipo), las grúas y los 4x4 adaptados completan el decorado.

“Este es el rodaje más ambicioso en exteriores que hemos hecho en Europa”, reconocía un miembro de la producción.

Somiedo, el otro protagonista

Asturias ha hecho su parte. Según datos del Gobierno del Principado, la grabación se prolongará hasta finales de agosto y generará un impacto económico de más de 4 millones de euros en la comarca. Guías, transportistas, hosteleros y traductores locales han sido contratados, y en los bares ya se oye hablar de “Panem” y “tributos” entre el pote y la sidra.

Los hoteles están llenos. El aparcamiento de Pola se ha convertido en el “campamento base” de la productora. Los bajos de los edificios son ahora oficinas. Y el bar del hotel, reservado en exclusiva. “Solo personal de producción”, reza un cartel a la entrada.

Turismo de rodaje… y de resistencia

Como quien sube al monte a ver al oso, algunos curiosos han emprendido su propia versión de los Juegos. Mario, Héctor y Aida, tres estudiantes de Biología, se han hecho cinco horas de caminata desde el Valle hasta el set —ida y vuelta— con prismáticos, comida de campaña y baterías externas.

“No hay cobertura ahí arriba. Quise subir una foto a Twitter y nada”, cuenta Mario.
“Pero vimos los ensayos desde unos 150 metros. Repetían una escena bajo un árbol… Creemos que era Joseph Zada”.

El trío tuvo premio: al volver a la Pola, se cruzaron con Laura Marcus, Ben Wang, Mckenna Grace e Iona Bell, protagonistas de la película, que accedieron a hacerse una foto en una terraza.

Camino de sombra, señalética amarilla y seguridad amable

Para que todo funcione, el rodaje ha redibujado la ruta de acceso a Valle de Lago. Un “camino de sombra” paralelo ha sido habilitado para visitantes, con señales en amarillo que indican “set”, “camp” o “parking”. En las zonas más delicadas, personal con chaleco reflectante y walkie guía a senderistas y conductores. “No se pueden hacer fotos, por favor”, repiten con una amabilidad poco habitual en una superproducción.

En el bosque, el contraste entre los caballos de turistas, las familias con perros y el silencio industrial del cine rodando es casi mágico.

Iveco desde Doñana y actores con capa

A las cinco de la tarde, una Iveco 4x4 adaptada, procedente del Parque de Doñana, recoge al reparto tras una larga jornada. Han estado ensayando el arranque de la película: una coreografía de lucha, con capas y batas, en cámara lenta. Repetición tras repetición. Y cuando pasan por el pueblo, sonríen a los vecinos que, entre risas, fingen haber estado esperando veinte minutos solo para verles bajar.

“Este paisaje lo imaginaba cuando leía los libros”

Diego Vega, estudiante de Derecho en Madrid, se emociona desde una piedra al ver en directo la “arena” de sus libros favoritos.

“Es que alguna vez, cuando leía En llamas, imaginaba este lugar. Y ahora están rodando aquí. Es como si la historia regresara a donde pertenece”.

Asturias como plató global

No es solo una película. Es una operación cultural, turística y económica que pone a Asturias en el centro del mapa audiovisual. Y aunque muchos detalles de la trama se mantienen en secreto, el paisaje ya ha dicho todo lo que tenía que decir.

Durante este verano, en Somiedo no solo se podrá ver a los osos. También, si uno camina lo suficiente y tiene algo de suerte, podrá ver cómo se rueda el cine que verá el mundo entero.

Y eso, como diría Katniss Everdeen, “es un lujo que no todos pueden permitirse”.

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