El paciente, residente del centro Mentalia, se esfumó el lunes sin que nadie se diera cuenta. Ya van más de 48 horas sin rastro. La alarma crece sobre la seguridad en estos centros

Lo que comenzó como un despiste acabó convirtiéndose en una operación de búsqueda a gran escala. Un hombre de 78 años permanece desaparecido desde el mediodía del lunes tras salir sin supervisión del centro de salud mental Mentalia, ubicado en Langreo. Desde entonces, ni un solo rastro. Nadie ha vuelto a verlo. Y cada hora que pasa pesa como una losa sobre familiares, vecinos, agentes y responsables del centro.

Los equipos de emergencia activaron un importante operativo tras recibir el aviso de desaparición. La Guardia Civil desplegó patrullas de Seguridad Ciudadana, unidades del SEPRONA, el Equipo Pegaso, guías caninos y el Servicio Cinológico. A ellos se unieron este miércoles efectivos del 112 Asturias, con operadores de drones y jefes operativos de campo.

La zona donde se perdió el rastro está siendo peinada metro a metro. Un entorno de carreteras secundarias, matorral denso y tramos de monte bajo cercano a la carretera de acceso a Sama, donde se sospecha que el hombre pudo haberse desorientado o, incluso, intentado emprender camino hacia su domicilio, cuyo paradero no ha sido revelado.

¿Qué falló en el centro? ¿Cómo puede desaparecer así una persona vulnerable?

La pregunta se repite entre vecinos, sanitarios y familiares de otros residentes: ¿cómo es posible que una persona con trastornos mentales pueda abandonar un centro sin que nadie lo advierta? ¿Dónde estaba el personal responsable? ¿Qué protocolos se activaron… o no?

Fuentes cercanas a la clínica Mentalia Langreo no han emitido declaraciones oficiales. Sin embargo, las dudas sobre la vigilancia interna del centro y el seguimiento individualizado de los pacientes empiezan a generar un clima de crítica y preocupación en la comarca.

Este tipo de centros atiende a personas con trastornos cognitivos, demencias y patologías psiquiátricas crónicas, muchas veces con deterioros que limitan su orientación y su capacidad para pedir ayuda o comunicarse con claridad. El desaparecido —según vecinos que han visto su foto— tiene ojos azules, barba y pelo canoso. No se ha confirmado públicamente cómo vestía en el momento de su desaparición.

Una carrera contra el reloj

Desde las 8:25 de la mañana de este miércoles, el dispositivo ha intensificado la búsqueda. Se han mostrado fotografías del desaparecido a residentes de la zona, sin éxito hasta el momento. Los perros siguen rastros débiles. El dron ha sobrevolado caminos y zonas fluviales.

La preocupación se acentúa por las bajas temperaturas nocturnas, el riesgo de caídas o accidentes y la posibilidad de que el hombre haya sufrido un episodio de desorientación grave. Cada minuto cuenta, porque el paso de las horas no solo complica el hallazgo, sino que reduce drásticamente las posibilidades de encontrarlo con vida.

Más allá de esta desaparición: una llamada de atención al sistema

El caso de Langreo no es una excepción aislada. En los últimos años, los centros de salud mental privados y concertados han crecido exponencialmente, muchos de ellos con escasa supervisión externa y con ratios ajustados de personal por paciente. Las denuncias sobre falta de personal, protocolos laxos, vigilancia insuficiente y precariedad laboral son cada vez más frecuentes.

La desaparición de este paciente de 78 años vuelve a poner sobre la mesa la necesidad urgente de revisar los sistemas de control, los planes de emergencia y la calidad asistencial en este tipo de instituciones. No basta con encerrar; hay que acompañar, cuidar y prevenir.

Si lo has visto o tienes alguna información:

Cualquier persona que pueda haber visto a un hombre con estas características en las últimas 48 horas puede llamar de forma inmediata al 112 o al cuartel de la Guardia Civil de Langreo.