Era una de esas tardes tranquilas de primavera en el Parque Natural de Redes. En la carretera AS-17, a la altura del kilómetro 27, el silencio verde del concejo de Sobrescobio se rompió de pronto con un estruendo seco. Un vehículo se precipitaba por un terraplén, deslizándose fuera del asfalto, atrapado entre árboles, maleza y el sobresalto de lo inesperado. A bordo, viajaban tres personas de la misma familia: una mujer de mediana edad, su madre y su hijo pequeño.
Lo que parecía un simple trayecto por carretera se transformó, en segundos, en una pesadilla desgarradora.
El grito del bosque
La llamada al 112 llegó a las 13:48 horas de ayer sábado. Un testigo alertaba de una salida de vía con personas atrapadas. Desde ese momento, se activó un dispositivo de emergencia extraordinario: el Grupo de Rescate del SEPA, con un helicóptero medicalizado y otro multifunción, se desplazó desde La Morgal, mientras seis efectivos del parque de Bomberos de San Martín del Rey Aurelio corrían a la escena con la urgencia del reloj vital.
El vehículo había caído varios metros, quedando encajado entre la vegetación, en una zona próxima a la depuradora. A su lado, un niño, visiblemente aturdido pero vivo, se había arrastrado fuera del coche por sus propios medios. Fue el primero en ser atendido por el equipo de atención primaria de Caso. Sus ojos, llenos de confusión, fueron los primeros en contar sin palabras lo que aún no sabían los sanitarios: las dos mujeres seguían atrapadas.
Una carrera contrarreloj
La maniobra de rescate fue una prueba extrema de coordinación técnica y humanidad. Primero, los bomberos estabilizaron el vehículo, anclándolo con cuerdas y asegurando que no se deslizaría más. Con cuidado quirúrgico, abrieron paso a través de los asientos traseros.
La hija fue la primera en ser extraída, inmovilizada con una camilla nido y trasladada hasta la carretera, donde la esperaba una UVI móvil de Mieres. Su pronóstico, reservado.
La madre, en estado más grave, tuvo que ser sacada con un ferno-ked —un dispositivo usado para inmovilizar la columna vertebral—. Fue evacuada por el helicóptero medicalizado al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Su pronóstico también es reservado.
El niño, mientras tanto, era trasladado en ambulancia de soporte vital básico al Hospital Valle del Nalón, acompañado por sanitarios y la promesa de que su familia haría todo lo posible por reunirse con él pronto.
Tres generaciones en una curva rota
Aunque los nombres de las víctimas no han trascendido, fuentes locales han confirmado que se trata de tres generaciones de una misma familia: abuela, madre e hijo. Una familia que, como tantas otras, había salido en coche sin imaginar que su historia quedaría marcada para siempre por un mal giro, un fallo mecánico o una simple fatalidad aún no aclarada.
Vecinos de la zona, conmocionados, han enviado mensajes de apoyo a través de redes sociales. “Sobrescobio está con ellos”, ha escrito un usuario. “El monte les ha golpeado, pero también les ha salvado”, decía otro, aludiendo al hecho de que el denso arbolado pudo amortiguar parte del impacto.
El SEPA: héroes en silencio
La intervención del Servicio de Emergencias del Principado de Asturias ha sido crucial. Técnicos, sanitarios y bomberos han trabajado con una eficacia que, una vez más, demuestra por qué el SEPA es una de las estructuras de emergencia más respetadas del país. El jefe de zona centro-este ha coordinado las labores con meticulosidad y humanidad.
En busca de la calma tras la tormenta
Mientras los hospitales hacen lo posible por estabilizar a las víctimas, la investigación continúa. La Guardia Civil ha abierto diligencias para esclarecer las causas del accidente, y el servicio de mantenimiento de carreteras ha revisado el tramo de la AS-17, aunque no se han encontrado indicios inmediatos de desperfectos en la vía.
Lo cierto es que, en un segundo, una familia entera cambió su rumbo. Lo que iban a ser probablemente unas horas de paseo o visita se convirtieron en un capítulo traumático que tardará en cicatrizar.
Hoy, Asturias entera mira hacia Sobrescobio con el corazón encogido, esperando que las tres vidas que colgaron de un hilo puedan volver a cruzar juntas, algún día, el mismo kilómetro 27.