Una mujer intentó quemar vivo a su exnovio en Gijón: se enfrenta a once años de prisión por tentativa de asesinato

Una mujer intentó quemar vivo a su exnovio en Gijón: se enfrenta a once años de prisión por tentativa de asesinato

Un incendio en pleno verano y una historia de despecho y desesperación que podría haber acabado en tragedia.

 

El aparcamiento de la avenida de Portugal, en el barrio del Polígono, parece un lugar cualquiera, uno de esos rincones anónimos en la ciudad donde los coches descansan tras una larga jornada. Nadie podría imaginar que, aquella madrugada de verano, un coche aparcado en un rincón de este parking sería el centro de una pesadilla. Un hombre dormía en su interior, ajeno a la amenaza que acechaba su descanso. No lo sabía, pero aquella noche su exnovia, movida por el dolor y el rencor, iba a tratar de acabar con su vida.

La mujer, de 39 años, se había instalado en un mundo de furia y despecho tras el final de una relación que nunca pudo superar. En su mente, un deseo incontrolable de venganza se había apoderado de ella, llevándola a una decisión aterradora. Armándose de valor, caminó hacia el coche donde su exnovio se encontraba dormido, sin saber lo que se le venía encima. Con una llama en su mirada y un trapo en las manos, la mujer prendió fuego a la rueda trasera derecha del vehículo, un gesto calculado que, aunque parezca surrealista, estaba destinado a algo mucho más trágico: acabar con la vida de quien había sido su pareja.

El fuego empezó a expandirse rápidamente, y el humo comenzó a invadir el habitáculo del coche. El hombre, sorprendido, despertó de su sueño y, al percatarse de lo que ocurría, logró salir a tiempo del coche. Fue un milagro que no sufriera daños físicos, aunque la situación podría haber tenido un desenlace fatal si no hubiera reaccionado tan rápido.

La Policía Nacional, alertada por los vecinos del barrio, llegó al lugar en cuestión de minutos. Varias patrullas se hicieron presentes y, con rapidez, emplearon un extintor para sofocar las llamas. El coche quedó carbonizado, pero la vida del hombre se salvó. Sin embargo, la mujer no tuvo la misma suerte: fue detenida en el acto y trasladada a la comisaría de El Natahoyo. Tras su declaración, quedó en libertad con cargos, aunque nunca llegó a pisar la prisión por este incidente.

La Fiscalía la acusa ahora de un delito de tentativa de asesinato, solicitando una pena de once años y seis meses de prisión. Ella, por su parte, niega los hechos, argumentando que nunca tuvo la intención de matar a su exnovio y pidiendo su libre absolución. La vista oral se celebrará el próximo 29 de mayo en la Audiencia Provincial de Gijón, y será en esa sala donde se decidirá si la mujer tendrá que afrontar una condena por este acto de violencia que casi costó una vida.

Este caso, que podría parecer una excepción en la historia de los delitos violentos, nos lleva a una reflexión inquietante. Siempre se asocia la violencia de género a los hombres como agresores y a las mujeres como víctimas. Pero, ¿es esto siempre así? Al igual que las mujeres sufren agresiones, también existen casos en los que son ellas las que actúan con violencia. En este caso, una mujer intentó asesinar a su exnovio, demostrando que, lamentablemente, la violencia no tiene género. La tragedia podría haberse consumado esa noche, pero hoy nos deja un mensaje claro: la violencia no entiende de sexo, y el sufrimiento puede nublar el juicio de cualquiera, sin importar su identidad.

Lo que comenzó como una relación de amor terminó en un episodio macabro, en el que el desamor se transformó en un deseo destructivo. Y aunque en este caso el final fue menos trágico de lo que se temía, este incidente nos recuerda que las cicatrices emocionales pueden ser más profundas de lo que imaginamos, y que los conflictos en una relación pueden llevar a decisiones fatales.

Al final, la violencia nunca tiene una justificación, venga de quien venga. Y es un recordatorio de que, en el corazón de cualquier conflicto, la comprensión y el respeto deben prevalecer, mucho más que el rencor o el dolor que nos puedan arrastrar a situaciones extremas.

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