¡Ay, cielinos míos! Aquí vos traigo otra de mis recetas con sabor a meriendas de antes, a calderos humeantes y a alegría de fiesta en la cocina. Hoy vamos a preparar un dulce que ye un pecado mortal, pero de los buenos: bollinas asturianas rellenas de crema, esas empanadillas crujientes por fuera y suaves por dentro que hacían las güelas cuando llegaban las fiestas del pueblo o cuando venía visita de la buena. ¡Marcha otra receta de la Abuela Balbina, al estilo de casa y con cariño del güenu!
Ingredientes
Para la masa:
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500 g de harina
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100 g de mantequilla (derretida)
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1 huevo
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100 ml de leche templada
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1 pizca de sal
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1 cucharada de azúcar
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1 sobre de levadura en polvo
Para la crema pastelera:
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500 ml de leche entera
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100 g de azúcar
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1 vaina de vainilla o 1 cucharadina de esencia
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3 yemas de huevo
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40 g de maicena
Para freír y espolvorear:
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Aceite de girasol (abundante)
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Azúcar glas para decorar
???? Pasu a pasu
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Empezamos pola crema, que tien que estar fría. Calienta la leche con la vainilla. En otro bol, mezcla les yemas con el azúcar y la maicena. Añade la leche caliente poco a poco y vuelve al fuego hasta que espese. Tápala con film pegado y deja que enfríe.
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Vamos con la masa. En un bol grande, mezcla la harina, el azúcar, la sal y la levadura. Añade el huevo batido, la mantequilla y la leche. Amasa hasta tener una masa suave. Déjala reposar tapada unos 30 minutos.
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Estira la masa finina con el rodillo y corta círculos del tamaño de una tapa de cazuela (o más pequeños si sois de comer más fino).
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Pon una cucharadina de crema en el centro de cada círculo y dóblalos como empanadilla. Cierra bien los bordes con un tenedor, que luego se escapan los secretos si no.
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Fríe las bollinas en aceite caliente hasta que estén doradinas. Déjalas sobre papel de cocina para escurrir el exceso de grasa.
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Espolvorea con azúcar glas cuando aún estén un poco templadas... ¡y verás qué delicia, cielu!
Conseyu de la güela Balbina
Estas bollinas van de escándalo con una taza de chocolate espesín o un culín de sidra dulce. Si les preparáis con amor, salen el doble de sabrosas, que ye lo que tiene la cocina con corazón.
¡Y hasta aquí la receta de hoy, cielinos! Espero que vos pongáis a hacer bollinas y que llenéis la cocina de olor a fiesta, a infancia y a abrazos. Y si os quedan bien, dadles a probar a los vecinos… ¡que pa eso estamos!
Un besín enorme de vuestra
Abuela Balbina
(que ya empieza a tener fans hasta en la parada del autobús)
