¡Ay, mozuco! Hoy ven a mi cocina, que te voy a contar una de esas recetas que saben a gloria bendita, a casa, a madre y a cueva de queso. Porque si hay un plato que grita "Asturias" a los cuatro vientos, esos son los escalopines al Cabrales. Así que ponte el mandil y prepárate para que la cocina huela a paraíso asturiano.
Recuerdo la primera vez que los hice para mi difuntu marido. Vino del prau con un hambre que podía comerse hasta les vaques. Y yo, que ya tenía el invento en la sartén, le planté el plato con esa salsa de Cabrales bien espesuca, con su toque de sidra, y no dejó ni rastro. "Balbina, esto nun ye comida, ye un pecado de lo bueno que ta", me dijo. Así que si quieres conquistar a quien sea, esta receta ye mano de santo.
INGREDIENTES:
- 600 g de solomillo o filetes de ternera (bien tierninos, eh)
 - 150 g de queso Cabrales (el rey de los quesos)
 - 200 ml de nata para cocinar
 - 1 chorretón de sidra (que nun falte nunca en casa)
 - 1 cucharada de mantequilla
 - Harina (lo justo para enharinar los escalopines)
 - Sal y pimienta al gusto
 - Aceite de oliva virgen extra
 
ELABORACIÓN:
- Preparamos la carne: Cortamos los filetes en escalopines (que sean pequeñinos, que así saben mejor), los salpimentamos y los pasamos por harina.
 - Doramos los escalopines: En una sartén con un poco de aceite de oliva, los marcamos a fuego fuerte hasta que cojan colorcito. Los retiramos y reservamos.
 - Hacemos la salsa de Cabrales: En la misma sartén, echamos la mantequilla y, cuando derrita, agregamos el queso Cabrales desmenuzado. Removemos hasta que se empiece a fundir y le echamos el chorretón de sidra, que le da un punto espectacular.
 - Incorporamos la nata: Dejamos que la salsa se mezcle bien a fuego lento hasta que tenga una textura cremosa. Si ves que te queda muy espesa, ponle un poquitín más de sidra o nata.
 - Unimos sabores: Volvemos a meter los escalopines en la sartén y dejamos que se embeban bien de la salsa durante un par de minutos.
 - Servimos y disfrutamos: Sírvelos con unas patatinas fritas o un buen pan para mojar, porque la salsa está pa’ llorar de gusto.
 
¡Y asina, rapacinos y rapacines, tendréis en la mesa un plato que ye un homenaje a la tierrina! No hay quien resista el queso Cabrales bien ligaín con la ternera. Así que a disfrutar, que la vida son dos culinos de sidra y un plato de escalopines bien fechos.
¡Que os preste, mozos! Y recordad, si os preguntan dónde habéis aprendido esta maravilla, decídelo con orgullo: "de la abuela Balbina".

¡Hasta la próxima, mis guajes queridos!
