Hay lugares que no se recorren con los pies, sino con el alma. La ruta de los Acantilados del Infierno, en Ribadesella (Asturias), es uno de ellos. Un sendero que, sin ser especialmente largo ni exigente, consigue condensar la esencia del Cantábrico: su bravura, su misterio y su belleza desbordante. Basta con menos de cuatro horas de caminata —y con ...
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