Nacidos para aprender

Desde el nacimiento de nuestra  especie la familia está vinculada a nuestro ser, aunque algunos se empeñen en lo contrario. Nuestra sociedad tiene como base primordial la familia y desde ella se concentra un sin fin de valores, que hace que nuestra civilización evolucione, se trasladen conocimientos de padres a hijos y que no se pierda una experiencia de gran valor, acumulada de todos nuestros antepasados, es decir, nuestra herencia como seres humanos.
   Cuando hablamos de liderazgo a todo el mundo se le llena la boca de maravillosas palabras, que muchas veces no tienen sentido, ya que liderar es empezar por uno mismo y de los que dependen de ti, como pueden ser tus hijos.
    Nuestros hijos viven en un mundo sofisticado, tecnológico, evolutivo y de pérdida de valores, aunque creamos que no. Para muestra vale un botón, mis abuelos y parte de los de todos, cerraban acuerdos personales simplemente con un estrechón de manos y eso valía más que cualquier infinidad de documentos que hoy día firmamos, ya que el valor lo daba el compromiso, éramos una sociedad comprometida.
   Pero en los días actuales eso se va perdiendo, nuestros hijos se individualizan con la tecnología, ya no juegan y se engarran entre ellos, la sociedad de barrio murió, es decir, la palabra fue sustituida por las maquinas unipersonales electrónicas, el rendimiento escolar disminuye, las patologías de nueva era aparecen sin avisarnos y traen consigo un problema a mayores, que es que se convierten en adictos tecnológicos, increíble pero cierto.
   Como padre reconozco que tenemos que encauzar el tema y ese liderazgo importante que todos queremos, tener que  demostrarlo a nuestra familia, pero por dónde empezar? como hacerlo? Sufriremos daños colaterales? Nos distanciaremos más de nuestros hijos?, curaremos el problema? Qué respuesta tendrá la sociedad a ese cambio necesario? Pues dentro de todo este caos, encontramos muchas reglas sencillas y prácticas, para que nuestro liderazgo funcione. Nuestra herencia de conocimiento, siempre guarda alguna maravilla para dar soluciones sencillas y trasladar esa cadena de valores que tanto aporta a nuestra sociedad, “nacemos para aprender” y es bueno recordar.

 

Discurso de Bill Gates:

Las 11 Reglas de la Vida que tus Hijos no Aprenderán en el Colegio

Pronunciado al volver recientemente a su antiguo instituto a dar un discurso a los alumnos, y entre todas las cosas que les dijo recalcó 11 reglas de vida para que tuvieran en cuenta los chicos:

Regla Uno- La vida no es justa, acostúmbrate a ello.

Regla Dos- Al mundo no le importará tu autoestima. El mundo esperará que logres algo, independientemente de que te sientas bien o no contigo mismo.

Regla Tres- No ganarás US$5.000 mensuales justo después de haber salido del instituto y no serás un vicepresidente de una empresa con coche de empresa hasta que hayas terminado el instituto, estudiado y trabajado mucho.

Regla Cuatro- Si piensas que tu profesor es duro, espera a que tengas un jefe. Ese sí que no tendrá vocación de enseñanza ni la paciencia requerida.

Regla Cinco- Dedicarse a voltear hamburguesas no te quita dignidad. Tus abuelos tenían una palabra diferente para describirlo: lo llamaban oportunidad.

Regla Seis- Si metes la pata, no es culpa de tus padres, así que no lloriquees por tus errores; aprende de ellos.

Regla Siete- Antes de que nacieras, tus padres no eran tan aburridos como son ahora. Ellos empezaron a serlo por pagar tus cuentas, limpiar tu ropa sucia y escucharte hablar acerca de lo super guay que eres y lo carca que son ellos. Así que antes de emprender tu lucha por las selvas vírgenes contaminadas por la generación de tus padres, inicia el camino limpiando las cosas de tu propia vida, empezando por tu habitación, escritorio, armario y estuche.

Regla Ocho- En la escuela puede haberse eliminado la diferencia entre ganadores y perdedores, pero en la vida real no. En algunas escuelas ya no se pierden años lectivos y te dan las oportunidades que necesites para encontrar la respuesta correcta en tus exámenes y para que tus tareas sean cada vez más fáciles. Eso no tiene ninguna semejanza con la vida real.

Regla Nueve- La vida no se divide en semestres. No tendrás vacaciones de verano largas en lugares lejanos y muy pocos jefes se interesarán en ayudarte a que te encuentres a ti mismo. Todo esto tendrás que hacerlo en tu tiempo libre.

Regla Diez- La televisión no es la vida real. En la vida cotidiana, la gente de verdad tiene que salir del café de la película para irse a trabajar.

Regla Once- Sé amable con los "NERDS" (los más aplicados de tu clase, futuros Líderes). Existen muchas probabilidades de que termines trabajando para uno de ellos.




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