En un trabajo publicado esta semana en la revista Sciencia se confirma que los babilonios fueron los primeros en usar la geometría para describir los movimientos de un planeta. Esta afirmación echa por tierra la teoría que consideraba a los europeos, casi quince siglos más tarde, los pioneros de la misma aplicación.

Lo dijo Pascual Maragall a sus opositores del Parlamento catalán: "Tenéis un problema, y ese problema es el tres por ciento". Y desde aquella intervención en sede parlamentaria, toda la ciudadanía y los diferentes grupos políticos dieron por bueno que los inventores, de la aplicación del tres por ciento a cada contrato público amañado, habían sido los honorables gobiernos de Convergencia mientras dirigieron los destinos de la Generalitat.

Ahora, según avanzan las investigaciones de la operación "Taula" en la Comunidad Valenciana, gobernada por el Partido Popular desde hace dos décadas, aparecen indicios más que razonables de que allí -"en la tierra de las flores, de la luz y del amor"-, por originalidad, por copia o por simpatía, también se aplicaba de forma generalizada la mordida del tres por ciento.

El Rey, Felipe VI, está en plena segunda ronda de consultas para ver la posibilidad de desatascar el embrollo político surgido tras las elecciones generales y proponer un candidato que logre la formación de un nuevo Gobierno. El Rey podía aprovechar las consultas y exigir a los líderes a los que recibe que se presenten con un currículum de dignidad bajo el brazo, pero tampoco Felipe VI está en sus mejores momentos con una hermana sentada en el banquillo de los acusados de un juzgado de Palma de Mallorca.

Queda claro, según Sciencia, que los babilonios fueron los primeros en la utilización de la geometría con fines científicos relacionados con el movimiento de los planetas, lo que aún no tenemos claro los españoles -porque cada día nos salta una nueva liebre corrupta- es quienes fueron los primeros en utilizar la aritmética para saquear las arcas públicas, para financiarse ilegalmente y para seguir presentándose como honrados honorables salvadores de la patria después de convertir al país en una nueva torre de Babel de la corrupción.