Hasta donde sé, esta fiesta no tiene origen cristiano, ya que su celebración se atribuye a los celtas que habitaban ya, antes de que el pobre Moisés cargase con las pesadas tablas de los 10 mandamientos, en la bella y verdísima Irlanda. Originalmente, lo que alguien tradujo como Halloween, llevaba el nombre de “Samhain” y su objetivo era dar culto a los muertos.
Pasaron montones de años, ocurrieron montones de cosas y finalmente durante el periodo que fue desde los años1500 a los 1700 años, los protestantes ingleses les quitaron a los católicos irlandeses todos los derechos legales y, celebrar misa por parte de éstos, los protestantes lo consideraron una ofensa capital y cientos de sacerdotes católicos fueron martirizados por ejercer su ministerio, dejando constancia otra vez más de las “bondades” de la religión.
Si nos fijamos en esto, hubo un tiempo en la historia de la humanidad en la que celebrar Halloween, fue gran diversión para unos, y gran horror para otros.
Cabreados por el mal trato recibido, los católicos más rebeldes trataron de asesinar, en tiempos del rey protestante Jaime I a este monarca consentidor, utilizando pólvora de cañón. El complot fue descubierto y los instigadores fueron a la horca. Ya en esos tiempos utilizaban el demasiado eficiente, drástico y macabro método de: “Muerto el perro, se acabó la rabia”.
Como podemos ver, de nuevo existió gran diversión para unos y viajes al Más Allá, para otros.
Afortunadamente, en la actualidad, unos y otros pueden divertirse en la fiesta del Halloween, en donde las diferencias entre todos ya no son religiosas sino económicas.
Los niños de pueblo, en mi época, la vigilia de Todos los Santos, los que pertenecían a familias acomodadas se disfrazaban de generales, de capitanes, de obispos; mientras que los niños que como yo pertenecíamos a familias muy pobres nos disfrazábamos de indios, o sea que íbamos sin ropa ni calzado porque nuestros padres nos los guardaban para los domingos, porque en fechas tan señaladas estaba mal visto y además era pecado acudir a misa llevando puesto únicamente el traje de Adán.