Concertinas

Jorge Fernández Díaz -ministro del Interior, promotor de una nueva Ley de Seguridad Ciudadana, católico confeso y, según sus íntimos, futuro opositor a cubrir la plaza de embajador de España ante la Santa Sede entre otros motivos por los méritos piadosos que fue acumulando durante toda su vida-, afirma sin rubor, refiriéndose a las tristemente ya famosas concertinas instaladas sobre las vallas fronterizas de Melilla que "son un elemento pasivo de disuasión y que solo producen erosiones leves y superficiales".
En la Agencia Tributaria -que como todos saben depende directamente del ministroCristóbal Montoro, el mismo que desde su puesto en el Congreso de los Diputados o en sus afamadas ruedas de prensa apunta y amenaza políticamente a opositores supuestamente morosos-, están colocando concertinas para separar a los inspectores y técnicos de Hacienda que tratan de cumplir escrupulosamente con su deber profesional (en dos años Montoro y su equipo ha depurado a cerca de 300 profesionales) de los que tratan de cumplir escrupulosamente con los intereses del Gobierno y del Partido Popular. Lo último que ha transcendido -¿cuánto más no se sabrá?- son los asuntos referidos a la cementera Cemex (a la que se quiere rebajar una multa de 400 millones de euros y dejarla solo en 15 millones) y a las facturas de la Infanta Cristina (falsas hace seis meses y ahora verdaderas con el fin de evitar la imputación de la noble en un delito fiscal).
La peor alcaldesa de Madrid, Ana Botella, cónyuge del "mejor" -según propia opinión- ex presidente de España, leyó en el Club Siglo XXI unas reflexiones ideadas y redactadas -según dicen- por la fundación FAES que preside "of course" su marido. Leyó la alcaldesa, entre otras perlas, que de seguir aplicando algunas políticas pudiera llegar a producirse "una fragmentación de la base electoral del Partido Popular". Es casualidad pero, últimamente, cada vez que el matrimonio Aznar-Botella abre la boca es, precisamente, para provocar esa fragmentación en el Partido. Por ese camino terminarán poniendo concertinas en el propio PP para evitar que los "aznaristas" salten sobre los "marianistas".

Aunque no llegaría la sangre al río, las concertinas a la derecha española solo le produce erosiones leves, otra cosa es lo que producen a los disidentes de pensamiento y a los negros vagabundos, hambrientos y desesperados.



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