Comienza el corte de cabezas

Como era de esperar el tocado presidente de FADE Severino García Vigón ha comenzado a cortar las cabezas de sus críticos, que son las empresas singulares más importantes de la Federación Asturiana de Empresarios. Primero se dieron de baja del comité ejecutivo Angel del Valle, presidente de DF (Duro Felguera), y Alejandro Fernández de Alimerka, pero hoy García Vigón ya se ha cargado a Manuel García Arenas, presidente del grupo García Rodríguez, lo que hasta hace cuatro meses era Vigón, a quien sin diplomacia alguna dio una patada en el trasero despidiéndole lo que problamente provocó la crisis de FADE, a Nicanor Fernández, representante de la eléctrica HC, y a Fernando Rodríguez Valledor de COPROSA. En una palabra, como vaticinamos días atrás esto cada vez va a enconarse más ya que, si Severino García Vigón no dimite y convoca elecciones, los grandes se irán de FADE propugnando otra patronal al margen de la actual. Esas empresas singulares son las que ponen fundamentalmente las perras y no están dispuestos a pasarle una más al veterano presidente. Y es que los grandes hace tiempo que tienen cortado el traje del que quieren sea nuevo presidente de la patronal asturiana, Manuel García Arenas, por ejemplo, con un Nicanor Fernández, por ejemplo, como secretario general con más poderes y sueldo que el actual Alberto González a quien Severino García Vigón también tiene enfilado.

Bueno, haciendo un paréntesis entre tanto lío los miembros del jurado de los premios Dionisio de la Huerta en su sexta edición nos reunimos en el Club de Tenis de Oviedo para elegir los galardones de este año que serán entregados el próximo día 26 de agosto en un acto a celebrar en el auditorio Príncipe Felipe, premiso que promueve el empresario allerano afincado en Cataluña Franco Rodríguez quien regenta en el corazón de la Ciudad Condal el restaurante La Pomarada. Aprovecho la ocasión para hacerme una foto con el presidente del jurado, el ex rector de la Universidad de Oviedo Teodoro López-Cuesta que a sus 92 años continúa adelante con los cursos de verano en La Granda donde reúne cada año y desde hace muchos a la élite de la intelectualidad española. Trabajé con él durante los nueve años que fue rector de nuestra universidad y se de lo que es capaz así que de nuevo me puse a sus órdenes, al igual que los demás miembros del jurado, el abogado Agustín Azparren, el ex concejal Avelino Martínez, el ex presidente del Grupo de Cultura Covadonga Janel Cuesta, el presidente de la Federación Asturiana de Tenis Manuel Galé a quien casi le da un soponcio de emoción al conocer la noticia del pase a final del Roland Garros del mallorquín Rafael Nadal, además de recibir esta noche un premio de La Voz de Avilés/El Comercio, el psicoesteta Ramiro Fernández -no faltará el domingo en la segunda fila del palco presidencial en el Carlos Tartiere- y mi colega, cada día más guapa y salerosa, Regina Buitrago, elegante con un modelo mitad monja, mitad pasarela, de lo más fasión.

Después de una intensa deliberación, como no podía ser menos, acordamos por unanimidad dar el premio general Dionisio de la Huerta al Grupo Cultura Covadonga que cumple 75 años oficiales y más de 80 extraoficiales, el del deporte al ex jugador y gran atleta que es Marcelino Campanal, todo un ejemplo de deportista, la distinción de cultura a la Fundación Cristina Masaveu y el premio social a Cáritas Asturias por la gran labor que realiza en estos  momentos difíciles por los que atraviesan muchos ciudadanos y sus familias. Precisamente mañana en el Club de Tenis habrá un sencillo y emotivo homenaje al mediodía en honor del que fue presidente del club Eduardo González “Macano”, destacado cardiólogo, prematuramente fallecido el pasado 8 de septiembre pasado, acto que consistirá en el descubrimiento de una placa en su recuerdo en uno de los salones que a partir de ahora será conocido por su nombre. El actual presidente Fernando Fernández-Ladreda presidirá el acto al que asistirá la familia de ” Macano” del que me honro en haber sido su amigo lo mismo que años atrás lo fui de su padre Eduardo González, también insigne cardiólogo además de periodista.



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