Ajustes, ¿a qué precio?

La sociedad debe plantarse. Los recortes, en educación, en sanidad, en investigación científica… están produciendo auténticos desgarros sociales que pueden llegar a puntos de no retorno indeseables para todos, incluso para quienes, absortos con las primas de riesgo y los valores bursátiles, se han olvidado hace tiempo de los costes sociales, de la perplejidad e indignación crecientes de una parte muy importante de la sociedad, que observa atónita, en ausencia de explicaciones y con ruedas de prensa sin preguntas, como “los mercados” van “desplumando”, en contra del consejo de buenos economistas, a los segmentos más vulnerables, marginando a miles de ciudadanos cada día, expulsando a talentos sin billete de vuelta… 
El respaldo popular, tan cacareado, ya no es el que era por el pertinaz incumplimiento de las promesas electorales. 
Dejen de escuchar el reiterativo “tam-tam” de la Unión Monetaria y urjan la adopción de medidas que fortalezcan la unión política. Apresúrense a concretar acuerdos para las cuestiones de Estado, porque el deterioro nacional es muy grave y reclama mediante grandes acuerdos de emergencia, soluciones generales. Insisto: son temas supra-partido que no pueden condicionarse a las cotidianas fluctuaciones.



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