Como resultado de la relación bilateral existente entre México y los Estados Unidos de América en materia de procuración de justicia y con base en el tratado de extradición firmado entre ambos países, el fugitivo mexicano Efrain Flores Ortiz fue extraditado a nuestro país.

El operativo estuvo a cargo de elementos de la Agencia Federal de Investigación (AFI), quienes viajaron a Los Ángeles, California, EUA, a efecto de trasladarlo a territorio nacional para ser entregado a elementos designados por la Procuraduría General de Justicia de Oaxaca y ponerlo a disposición del Juez Mixto de Primera Instancia del Distrito Judicial de Silacayoapam, con el objeto de ser juzgado por su probable responsabilidad en la comisión del delito de homicidio calificado con ventaja.

El extraditado fue requerido por autoridades mexicanas, toda vez que el 31 julio de 2007 en la población de Ixpantepec Nieves, distrito de Silacayoapam, Oaxaca, el indiciado disparó en repetidas ocasiones con un arma de fuego contra una persona del sexo masculino causándole la muerte.

De todo lo anterior fue testigo la esposa del hoy occiso, quien se encontraba en el interior de su domicilio cuando escuchó diversas percusiones de arma de fuego, por lo que de inmediato salió y se percató de que Flores Ortiz disparaba a quemarropa contra su esposo, causándole la muerte instantáneamente; asimismo, intentó herirla al verse descubierto, sin lograr su cometido.

Derivado de la solicitud de detención provisional con fines de extradición internacional formulada por el Gobierno Mexicano a su homólogo estadounidense, el 6 de julio de 2010 el prófugo fue detenido en el Distrito Sur de California.

El 1 de septiembre del 2010, la Procuraduría General de la República requirió a la Secretaría de Relaciones Exteriores formulara, vía diplomática, al gobierno de los Estados Unidos de América la petición formal de extradición internacional contra Efrain Flores.

Por tal motivo, el 4 abril del 2011, después de haber seguido el juicio de extradición, las autoridades estadounidenses acordaron procedente su entrega a las autoridades mexicanas.