Cuando los barcos eran de madera

Cuando los barcos eran de madera

 

El libro “La carpintería de Ribera en Gijón” se presento en la antigua rula de la ciudad

 

Por B.SOLÍS/Gijón AM.-El Museo Marítimo de Asturias de Luanco, en colaboración con la Red de Museos Etnográficos de Asturias, ha editado el libro “La carpintería de Ribera en Gijón”, que complementa la exposición que con el mismo título se puede contemplar hasta los primeros días de septiembre en la Sala de Exposiciones de la Antigua Rula, en el puerto deportivo. El autor del trabajo es José Ramón García López, director del museo y comisario de la

 

El libro es un homenaje al oficio de carpintero de ribera, hoy prácticamente desaparecido, pero que hasta mediados del siglo XX tuvo un gran protagonismo en la ciudad en los diferentes enclaves en los que se llevó a cabo: Cimadevilla, Jove, El Natahoyo o La Plaza del Marqués. Aunque su época dorada fue entre 1845 y 1875. En esos años, tal como se recoge en el libro, se construyeron en la ciudad embarcaciones de gran porte, como goletas fragatas y bergantines.

 

En el entorno portuario gijonés se elaboraron algunos buques de madera de gran tonelaje -la fragata Casilda, la corbeta Villa de Gijón y el bergantín Pepé, y varias goletas de mediano porte-, que se dedicaron a hacer la carrera de América. Después, cuando llegó el vapor, y el tráfico carbonero y de carga general se multiplicó, el movimiento portuario demandó embarcaciones auxiliares, como botes, falúas, lanchones y gabarras, que dieron carga de trabajo a los carpinteros de ribera gijoneses. De este modo, los astilleros de Gijón se vincularon con el tráfico industrial, quedando mayoritariamente la construcción de lanchas de pesca en manos de carpinteros de ribera de otros puertos.

 

 

Con la llegada del siglo XX se produjeron cambios de gran calado, y el acero desterró irremediablemente a la madera. El oficio perdió entonces gran parte de su función, y aunque no desapareció, quedó circunscrito a las embarcaciones dedicadas a la pesca y a las auxiliares de uso portuario. La última aplicación de la madera tuvo lugar cuando cambiaron los hábitos sociales: se construyeron entonces (1953-1963) numerosas embarcaciones de recreo, en particular veleros clase snipe vinculados al Real Club Astur de Regatas. Pero, tal como relata José Ramón García López en su trabajo, eran los últimos coletazos del oficio: “La llegada de las fibras plásticas, que empezó tímidamente en las embarcaciones de recreo de los años sesenta, se hizo abrumadora desde 1970. Este año, de más de 70 barcos matriculados en la lista de recreo, solo cinco fueron de madera. A partir de entonces se produjo una invasión de embarcaciones estandarizadas, fabricadas fuera de la provincia”.

 

En la presentación del libro intervino Rosa Aza, presidenta de la Autoridad Portuaria de Gijón, patrocinadora de la exposición, quien destacó la relevancia del oficio en la ciudad: “La publicación recoge una documentada lista de maestros carpinteros desde 1840, como Ángel Bartolomé Mori, más conocido como “Chinela”, oriundo de Luanco y que abrió hacia 1950 su taller en Jove, donde llegó a tener trabajando a tres oficiales, construyendo entre 1950 y 1972 más de un centenar de botes, motoras y botes salvavidas”. Como dato curioso, Rosa Aza destacó que “Chinela”, gracias a su fortaleza física, llegó a reparar barcos bajo el agua.

 

La exposición “La carpintería de ribera en Gijón” se puede visitar hasta principios de septiembre en la Sala de Exposiciones de la Antigua Rula, en el puerto deportivo gijonés. En la misma se puede también adquirir el libro, al precio de cinco euros

 

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