Javier Fernández: "el objetivo es dejarles a ustedes sin excusas para que ejerzan su capacidad empresarial”

Javier Fernández: "el objetivo es dejarles a ustedes sin excusas para que ejerzan su capacidad empresarial”

 

Oviedo.-El presidente del Principado, Javier Fernández presidió en la tarde del jueves la clausura de la asamblea de la FADE, en la que se darán cita más de quinientos empresarios. Al acto, que se celebró en  el Palacio de Exposiciones y Congresos Ciudad de Oviedo (Calatrava), asistieron, e intervinieron, además del presidente de la entidad, Severino García vigón, el alcalde de Oviedo, el delegado del Gobierno y el presidente de la Junta General del Principado.

 

 

 

 

Intervención del Presidente del Principado en la clausura de la asamblea general ordinaria de la Federación Asturiana de Empresarios (FADE)

 

 

 

El viernes pasado asistí a un homenaje a Plácido Arango organizado por la asociación Asturias Patria Querida. Era, como éste, un foro netamente empresarial. Afirmé entonces: ”el objetivo de mi gobierno es dejarles a ustedes sin excusas para que ejerzan su capacidad empresarial”. Y añadí que, al igual que Adam Smith, no apelo  a su altruismo, sino a su interés: “No invocamos sus sentimientos humanitarios, sino su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de sus ven­tajas”.

Repito aquellas palabras porque equivalen a una evidente declaración de intenciones.

 

No les quiero buenos y benéficos, que también, sino empresarios activos dispuestos a aplicar su talento, a ejercer su vocación emprendedora, a obtener beneficio. A propósito, aclaro que no tengo problema alguno en emplear el sustantivo “empresario”. No necesito camuflarlo bajo el término “emprendedor”, que es como decir empresario en voz baja, como pronunciarlo a lápiz, con temor a los asustadizos oídos de la mojigata corrección política. Quiero que haya en Asturias empresarios en voz alta; y cuantos más, mejor. Y les quiero unidos en una organización patronal sólida que defienda sus intereses. Sí, sus intereses, no su benevolencia. Su lógico interés empresarial. Felicito a la Federación Asturiana de Empresarios (FADE) y les animo a continuar el camino de la unidad empresarial. Una patronal fuerte nos conviene a todos.

 

Ésa es la voluntad de mi Gobierno. Apoyarles sin complejos; no de tapadillo, sino claramente. La pregunta que me pueden plantear con todo derecho es qué va a hacer el Ejecutivo para favorecer la actividad empresarial. A ese objetivo dirijo mi discurso. El panorama económico es deprimente. Ése es el punto de partida real, y para hacerse una idea basta con ojear cualquier mañana al azar la  primera  de un diario.

 

La inacción jamás es neutra; en esta situación es destructora. Por eso, desde el primer día mi gobierno no ha dejado de trabajar en la respuesta a la crisis, como es su obligación. Por supuesto, con muchas horas de labor interna, de despacho, algo que puede extrañar a quienes tienen los oídos acostumbrados a la jarana de los fastos. Pero gobernar no es venir aquí a discursear; gobernar  es intervenir aquí ante ustedes con el respaldo de lo ya hecho y de lo que se está haciendo.

 

Hoy es día 28 de junio. Hace un mes justo, tomaron posesión los consejeros del Gobierno de Asturias. Les enumero algunos de los pasos que hemos dado y otros que daremos de inmediato.

  1. En estas semanas, el Ejecutivo despachó, con el visto bueno de la Junta General y del Gobierno de España, los trámites necesarios para acogerse al plan de pago de proveedores. La cantidad asciende a 243 millones y beneficiará a 824 proveedores.
  2. Urgido por los plazos, el Gobierno también ha presentado, después de un fluido y leal diálogo con  el ministerio de Hacienda,  el obligado plan de ajuste para reducir el déficit al 1,5% del PIB.

Conocen las medidas  y he escuchado con atención a su presidente, al señor Severino García Vigón. Les explicaré de forma muy sucinta los criterios con los que lo hemos preparado. A grandes rasgos, había cuatro líneas de trabajo:

 

Aumento de  ingresos. Para ello hemos decidido modificar varias figuras tributarias, con el aumento de los tipos del IRPF a las rentas superiores a 70.000 euros  y la aplicación del máximo posible en el céntimo sanitario.

 

Contención de gastos e inversiones. Principalmente, a través de tres vectores: recorte del conglomerado de empresas, sociedades y fundaciones públicas; reducción de las plantillas de empleados públicos mediante jubilaciones y no renovación de contratos eventuales; y la contención de inversiones.

 

No repito los detalles, porque ya han sido pormenorizados. Sí insisto en puntualizar varias cuestiones: la presión fiscal que sufre el Principado está en parámetros perfectamente aceptables, y el sector público empresarial y fundacional asturiano es ya mucho más pequeño de lo que se proclama. Podemos jibarizarlo, pero entonces ya no sería funcional.

 

Los datos que les doy son contrastables. No son opiniones. Si quieren debatirlos técnicamente, vamos a ello, pero no son retórica. Hago un ruego que también me aplico: no nos conformemos con los clichés, con las imágenes acuñadas, procuremos buscar, confrontar los datos y las opiniones, no acuñemos imágenes falsas que luego cuesta tanto trabajo derribar. Hablemos con rigor, porque la responsabilidad nos obliga.

 

Éste no era el único plan posible. Evidentemente, había otras opciones. Por ejemplo, podríamos haber suprimido más empleos públicos, o castigar a todos los funcionarios con un nuevo recorte salarial,   o imponer medidas repago sanitario, o incrementar  las tasas universitarias, o cerrar quirófanos u hospitales. Y no lo hemos hecho, pero no por contentar a la galería, sino porque consideramos que es mejor y más justa nuestra propuesta. Mejor y más justa, las dos cosas. Hemos hecho un esfuerzo de equilibrio sensato y obligado  que permitirá a la sociedad asturiana afrontar sin traumas su camino hacia la reducción del déficit público y, a la par, mantener el Estado del bienestar, nuestro pequeño pero solvente y acreditado Estado del bienestar regional. La calidad de los servicios públicos nos concierne a todos; también a ustedes.

 

  1. La tercera medida que tomaremos es la solicitud de un crédito extraordinario por importe de 423 millones a la Junta General, una cantidad que permitirá afrontar varios compromisos inversores.

 

  1. De inmediato, también, abriremos el diálogo con ustedes, con la patronal, y con los sindicatos con el propósito de concertar un acuerdo que fructifique, entre otras medidas, en la elaboración de una Agenda Asturiana por el Empleo. Mi gobierno les convocará   convencido de que en las actuales circunstancias el diálogo y el entendimiento con ustedes y con los sindicatos es absolutamente necesario. La sociedad asturiana, no el Gobierno, necesita ese mensaje de acuerdo, y no debemos decepcionarla. No bastará con una foto de apretón de manos, desde luego; buscaremos un acuerdo con contenidos, bien amarrado, que dé frutos a corto y a medio y largo plazo. Por eso quiero que esa Agenda Asturiana por el Empleo incluya un compromiso sobre la formación profesional.

 

5        Y este verano la consejería de Hacienda iniciará la preparación del proyecto de presupuestos de 2013, con el objetivo de que pueda estar en la cámara a lo largo de octubre y Asturias disponga de presupuesto el próximo año.

 

Como ven, nada hay de extraordinario en estos cinco puntos. Podrán decir que acabo de exponer un programa –una hoja de ruta, como tanto se repite ahora- vulgar, muy simple. Pues apelo a su memoria reciente: esto, tan simple, la pura normalidad, es lo que no se pudo hacer en los meses anteriores, tarea pendiente y acumulada por un cúmulo de circunstancias que no quiero enumerar. No me habrán escuchado cobijarme en el confortable refugio de la herencia recibida. Es un argumento muy visto, facilón y de corto recorrido. Quiero que juzguen a mi gobierno por lo que hace, no por lo que otros dejaron de hacer o no pudieron hacer.

 

Pero para esto tan simple es indispensable una condición previa. Ese requisito se llama estabilidad política. Caben otros nombres: seriedad y madurez, por ejemplo. Y esos requisitos no son exigibles sólo a los políticos; esos requisitos debemos exigírnoslos todos, y ustedes también. Ustedes, individualmente y ustedes como organización en sus análisis y planteamientos. Debemos todos emplazarnos a la madurez, a saber que las aventuras, al igual que el gambeteo y la marrullería, tienen un riesgo excesivo y un corto camino en la política y en la empresa; a saber que el rigor y el temple reciben menos aplausos, pero resultan mucho más seguros.  

 

La estabilidad política no se construye en el vacío. Si lo hiciéramos así, quedaría en mero cartón piedra, puro decorado. La estabilidad política está relacionada directamente con la estabilidad social. Sufrimos hoy varios conflictos laborales; el más grave, el que afecta a la minería. Habrán visto que las imágenes de las protestas han aparecido en las portadas de la prensa internacional. No es una imagen que me agrade, lógicamente. Pero dejo clara una cosa: mi mayor preocupación, bastante mayor que la difusión de esas escenas que en nada nos ayudan, es el empeño innecesario en imponer un fin abrupto a las explotaciones mineras, que será la consecuencia inevitable en muchos casos si el ministerio no rectifica. Y eso, a su vez, sólo traería más paro y más desesperanza a las cuencas y, por extensión, a Asturias.

 

Mi gobierno no tiene vocación alguna de encadenarse al pasado, pero si no entendemos que los sectores maduros de nuestra industria aún tienen un recorrido necesario, nos haremos un flaco favor. Habrán observado, no obstante, que mi gobierno ha mantenido en todo momento la llamada al diálogo con el Gobierno central, sin portazos ni exabruptos. Lo hacemos así porque consideramos que la cooperación leal entre administraciones es el camino adecuado, para nada reñido con la firmeza. Esta senda de colaboración es la que hemos seguido en el plan de ajuste, y es también el planteamiento que pretendo exponerle al ministro de Industria el próximo día dos, cuando aborde con él la situación de la minería y otras cuestiones importantes para Asturias, como los precios de la electricidad para las grandes empresas consumidoras. Y es el que seguiré también para urgir la culminación de las grandes infraestructuras.

Predicar el diálogo es fácil; practicarlo es complejo. La estabilidad que necesita Asturias exige hoy una elevada altura de miras, la suficiente como para saber que serán indispensables renuncias y concesiones mutuas. Mi propósito es preservar a lo largo de toda la legislatura la estabilidad política en la Junta General, la concertación con los empresarios y los sindicatos y la cooperación con todas las administraciones. Quiero, señor García Vigón, que ustedes formen parte del engranaje estable y firme que Asturias necesita en estos tiempos. Esa estabilidad es la condición primera y necesaria para que su actividad, la labor empresarial, se desarrolle sin cortapisas absurdas.

 

Concluyo. Soy consciente de que algunas de las medidas incluidas en el plan de ajuste les disgustan. Hubiesen preferido cargar más unas y aliviar otras. Lo entiendo perfectamente, pero el Ejecutivo de Asturias no gobierna para una parte, para una fracción social, por indispensable que sea. Como habrán comprobado estos meses, ni los más laureados académicos de la economía se ponen de acuerdo en las soluciones ante la Gran Recesión. Habría que ser muy prepotente  para considerar que en una coyuntura de tanta incertidumbre uno posee la verdad revelada. No, yo quiero contar con ustedes y con su criterio, y quiero remover todos los obstáculos que entorpezcan su vocación empresarial, pero mi deber es gobernar para todos, en el convencimiento de que ese gobierno para todos es el camino de equilibrio más favorable para el conjunto de la sociedad asturiana y, a medio plazo para su desarrollo económico. Con ese criterio se ha elaborado el plan de ajuste. Un plan que incluye medidas que en circunstancias normales jamás habría propuesto. Adivinarán perfectamente cuáles son. Una, que aproximadamente un millar de trabajadores eventuales no vuelva a ser contratado; otra, la limitación de las inversiones. Comprendo que a ustedes les inquiete el menguado panorama inversor y entiendo más aún  a quienes ven peligrar su empleo. Son dos medidas que sólo pueden entenderse en este contexto concreto, y les ruego que así las entiendan, porque en otra situación nunca habrían sido propuestas.

 

Anuncié que les convocaré de inmediato al diálogo social. Aprovecho para lanzarles otra invitación. En varias ocasiones, ustedes se pronunciaron a favor del recurso a fórmulas de colaboración público privada para dinamizar la inversión. Les devuelvo el reto. Mi gobierno, señores, está dispuesto a estudiar las fórmulas de colaboración que sean viables para estimular la inversión. No es, desde luego, un cheque en blanco, pero sí un desafío a su capacidad empresarial. No será mi gobierno, desde luego, el que se niegue a atender las propuestas razonadas y sólidas que se hagan en este sentido para favorecer la actividad empresarial en Asturias.

 

En la clausura de esta asamblea, enhorabuena a FADE. El Gobierno de Asturias, repito, quiere que ustedes tengan todo el protagonismo que les corresponde. Cuanto más, mejor para todos.

 

 


Dejar un comentario

captcha