La lengua materna se aprende en los 5 primeros años

La lengua materna se aprende en los 5 primeros años

El desarrollo del lenguaje o adquisición de la lengua materna en el ser humano se produce principalmente durante los primeros cinco años de vida. Un grupo de investigación de la Universidad Complutense de Madrid (UCM) está llevando a cabo una investigación sobre la transición de la fase de “dos palabras” (a partir de los 18 meses) a las primeras construcciones sintácticas, y su relación con el habla que escucha el niño.

 

El estudio realizado analiza una rica muestra de interacciones entre una madre y su hijo, ahondando en el proceso de adquisición sintáctica temprana. Para ello se escogió a una niña española monolingüe residente en Madrid y se llevó a cabo un estudio de tipo longitudinal. Esta clase de estudio permite observar el cambio con la lentitud y gradualidad con que se produce, y es el único modo riguroso de definir una hipótesis sobre la evolución, para su posterior puesta a prueba en investigación experimental. Se trata de un primer paso investigador, muy costoso tanto en tiempo, puesto que debe esperar meses a que los datos vayan surgiendo, como en el procedimiento de análisis de datos, ya que exige transcribir la totalidad del habla y sus contextos, después codificarla por completo, hacerla transcribir y codificar también por otro investigador, comparar ambos bloques de codificaciones resultantes, y, terminada la codificación, comenzar el análisis estadístico de los resultados. Durante 7 meses se realizaron grabaciones de vídeo, una por semana, reflejando en ellas situaciones cotidianas en la comunicación de la niña con su madre. Cada grabación tuvo una duración media de unos 40 minutos. El estudio pretendía recoger datos de 5 tiempos o momentos evolutivos diferentes en el desarrollo de la niña. Para ello la recogida de datos comenzó cuando la niña contaba con una edad de 1 año y 8 meses, y finalizó al cumplir la niña 2 años y 3 meses.

 

Tras codificar y analizar los datos, tanto de lo que decía la niña como del habla que utiliza su madre para dirigirse a ella, se observaron algunos resultados interesantes (véase Fig. 1). En primer lugar, se advirtió que durante todo el periodo del ensayo en que la niña está aprendiendo la primera sintaxis (primeras oraciones completas), recibe un input (de la madre) que contiene un 62% de oraciones completas (ROR=62%), y un 38% de expresiones correctas fragmentarias, de las cuales un 14% se trataba de no-oraciones (NOR=14%), y un 24% de oraciones elípticas –es decir, aquellas en las que se omite alguno de sus elementos constitutivos por estar implícito en el contexto pero sin que la oración pierda su significado- (EPS=24%). Estas proporciones se repiten en el habla de la madre a lo largo de los 5 tiempos estudiados.

 

Por su parte, la niña, tiempo a tiempo sigue un lento proceso de aprendizaje hasta llegar a utilizar, en T5 (2 años y 3 meses), una proporción importante de fragmentos y de preelipsis, constituyendo éstas más del 23% de sus emisiones. En este caso, hablamos de preelipsis y no de oraciones elípticas porque suponemos que la niña no sabe construir todavía este tipo de oraciones, simplemente está repitiendo las que oye en su ambiente. En la Figura 2 se muestra una comparación entre los distintos tipos de construcciones del habla utilizadas por la niña a dos edades distintas, al comienzo del estudio (T1) y al finalizar el mismo (T5). La figura no solo recoge las construcciones correctas (NOR, EPS y ROR), sino que también incluye las construcciones erróneas, que son, NEP (elipsis con un error) y ORE (oraciones con un error).

 

La importancia teórica de estos resultados reside en que esos fragmentos y esas preelipsis pueden, posteriormente, ser expandidos a oraciones (etiquetadas como ROR). Si estos resultados pudieran generalizarse a la población, estaríamos ante una contribución a la explicación de la adquisición de la sintaxis. Según los resultados obtenidos los niños pasan de decir dos palabras seguidas a formular oraciones completas, valiéndose de un “puente” que les ofrecen los adultos, fragmentos de oraciones y de oraciones elípticas, es decir, construcciones sintácticas correctas pero muy cortas, incompletas (fáciles de percibir y de producir), rellenables, y expandibles (fáciles de convertir en oraciones).

Un resultado concreto obtenido durante el estudio que evidencia esta generalización de la explicación de la adquisición de la sintaxis es el siguiente:

 

En la fase T4 (edad 2 años y 1 mes), la niña, después de lanzar una pelota lejos, le dice a su madre alargando la mano:

*CHI: náme (dame) EPS

La niña utiliza una preelipsis, omite la palabra “pelota”. El elemento elidido (pelota) está físicamente presente en la situación, por lo que el mensaje es una construcción correcta.

En la fase T5 (dos meses después), la niña alarga la mano hacia un elemento del puzzle que es una rana y mira a su madre diciendo:

*CHI: dame la #la ná:na (dame la rana) ROR

 

Ahora, la niña formula la oración completa. Ha expandido una preelipsis temprana, adquirida, al menos, dos meses antes. Cabe especular que el aprendizaje de preelipsis por parte de la niña facilita, como paso intermedio, el aprendizaje de la sintaxis. De hecho, hoy en día existen ya otras propuestas con transiciones similares para otras lenguas (“fragmentos”; “marcos y posiciones”). Nuestra detección de las preelipsis refuerza significativamente las explicaciones sobre el aprendizaje de la organización sintáctica del lenguaje. El aprendizaje es posible si entre la formulación de las dos palabras y las oraciones completas, median fragmentos oracionales, elípticos o no.

 

Los resultados obtenidos al analizar el input recibido por la niña durante su proceso de adquisición indican, además, que las construcciones preelípticas de la niña se adecuan al modelo: su madre. Y el modelo, como acabamos de ver, no sólo utiliza oraciones correctas completas, sino que utiliza, correctamente, multitud de fragmentos oracionales, elípticos o no. El detalle de los resultados Tiempo a Tiempo sugiere también que las construcciones preelípticas de la niña resultan de un proceso de aprendizaje, lento y gradual, desde T1 hasta T5. Así, parece innecesario suponer la existencia de un conocimiento sintáctico previo, de origen genético (GU), para explicar el avance de la construcción sintáctica en la niña.

 

Fuente:UCM



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