Del escenario al día a día: los robots ya están listos y Asturias será el siguiente paso

Del escenario al día a día: los robots ya están listos y Asturias será el siguiente paso

No fue un truco. No fue un vídeo manipulado. Fue un concierto real, con público real, en el que un cantante actuaba acompañado por robots humanoides que bailaban, giraban y ejecutaban coreografías con una precisión inquietantemente humana. El protagonista era Wang Leehom. La sensación que dejó, global.

Las imágenes han corrido como la pólvora por redes sociales porque marcan un punto de no retorno: los robots ya no son un experimento de laboratorio ni un decorado futurista. Están listos para compartir escenario, espacio y tareas con nosotros.

Robots que no imitan: interpretan

Los humanoides que acompañaron a Wang Leehom —desarrollados por Unitree Robotics— no se limitaron a repetir movimientos mecánicos. Saltaron, giraron, se coordinaron entre ellos y reaccionaron al ritmo. No eran figurantes: eran parte del espectáculo.

Ahí está la clave. Durante años vimos brazos robóticos en fábricas y robots aspiradores en casas. Ayer vimos presencia escénica, sincronía, expresión corporal. El salto es cultural, no solo tecnológico.

Mira el video: https://x.com/i/status/2002055954226163832

El mensaje que nadie puede ignorar

Este tipo de demostraciones no se hacen por capricho. Son escaparates del futuro inmediato. Y el mensaje es claro:
los robots ya están preparados para integrarse en espacios públicos y tareas complejas.

Hoy bailan.
Mañana atienden, transportan, limpian, guían, vigilan o asisten.

Asturias, 2026: el siguiente escenario

Pensar que esto es algo lejano sería engañarse. Asturias reúne justo el ecosistema donde esta tecnología va a aterrizar antes de lo que muchos creen:

  • Industria y logística, con robots móviles y humanoides colaborando en tareas físicas.

  • Sanidad y cuidados, con asistencia a personas mayores o dependientes.

  • Turismo y eventos, con robots informativos, recepcionistas o animadores.

  • Educación y formación, donde convivirán con alumnos y docentes.

  • Administración y servicios públicos, automatizando tareas repetitivas.

No hablamos de prototipos: hablamos de modelos ya operativos que solo necesitan regulación, adaptación y aceptación social.

La sensación que deja el vídeo: inevitable

Por eso el vídeo impacta tanto. No asombra solo por lo que muestra, sino por lo que anticipa.
La pregunta ya no es si conviviremos con robots.
La pregunta es cuántos y para qué.

Y la respuesta empieza a dibujarse: muchos más de los que imaginamos y en ámbitos cotidianos.

Del escenario al día a día

Hace no tanto, ver a un robot bailando parecía un gag. Hoy es una demostración de capacidades. Mañana será normalidad. Igual que lo fue el smartphone, el pago sin contacto o la inteligencia artificial generativa.

El concierto de Wang Leehom no es una anécdota viral.
Es un aviso.

El futuro ya no llama a la puerta.
Se sube al escenario, marca el ritmo… y empieza a bailar.

Dejar un comentario

captcha