Los sindicatos médicos se levantan de la mesa de negociación, rechazan la reforma del Estatuto Marco y elevan la tensión con el Ministerio y con el resto de categorías sanitarias
La sanidad pública entra en una fase de confrontación abierta. Los sindicatos médicos han roto definitivamente las negociaciones con el Ministerio de Sanidad y amenazan con convocar una huelga indefinida a partir de enero si no se atienden sus reivindicaciones. La ruptura se produjo tras una reunión fallida en Madrid, en la que los representantes de los facultativos decidieron levantarse de la mesa al considerar “infumable” la propuesta de reforma del Estatuto Marco presentada por el departamento que dirige Mónica García.
La Confederación Estatal de Sindicatos Médicos (CESM), junto a otras organizaciones de facultativos, considera que el texto planteado por Sanidad no mejora sustancialmente sus condiciones laborales y perpetúa un modelo que, según denuncian, mantiene jornadas excesivas, guardias obligatorias de 24 horas y una falta de reconocimiento acorde con la formación y la responsabilidad médica.
Un choque frontal con el Ministerio
El conflicto no es menor. Los sindicatos médicos reclaman un Estatuto Marco propio, que reconozca las particularidades de la profesión tras once años de formación, el alto nivel de responsabilidad clínica y la presión asistencial que soportan. El Ministerio rechaza esta vía por entender que supondría un trato discriminatorio respecto al resto de categorías sanitarias y defiende un marco común para todo el sistema.
Desde Sanidad se subraya que el acuerdo alcanzado con otros sindicatos contempla la implantación progresiva de la jornada de 35 horas semanales, el compromiso de ofertas públicas de empleo periódicas, mejoras en la jubilación y un rediseño general de las condiciones laborales. Para los médicos, sin embargo, estas medidas no atacan el núcleo del problema.
“Se ha cerrado la puerta a nuestras reivindicaciones”, lamentan los representantes médicos, que denuncian que el Ministerio ha dado por buena una negociación paralela con los llamados sindicatos de clase, dejando fuera las demandas específicas del colectivo facultativo.
División en la sanidad y acusaciones de elitismo
La ruptura ha abierto también una brecha interna en el sector sanitario. Mientras enfermería, técnicos y otros profesionales respaldan el principio de acuerdo con el Ministerio, los médicos quedan aislados en su pulso con Sanidad.
Desde algunos sindicatos se ha acusado a los facultativos de elitismo corporativo, una crítica que ha sido especialmente dura en comunidades como Asturias. Organizaciones como Sicepa-Usipa han llegado a lanzar campañas públicas en defensa del “compañerismo” y contra lo que consideran una visión excluyente del sistema sanitario.
El Sindicato Médico Profesional de Asturias (Simpa) ha respondido con contundencia: “Trabajar obligatoriamente 24 horas seguidas y superar las 70 horas semanales no es un privilegio, es un clasismo insufrible”. Para los médicos, la discusión no va de jerarquías, sino de condiciones laborales límite que afectan tanto a profesionales como a pacientes.
El precedente de las huelgas y el temor al colapso
La amenaza de huelga indefinida no es retórica. En los últimos meses ya se han vivido paros masivos con miles de médicos movilizados en toda España, que provocaron la suspensión de consultas, pruebas diagnósticas y cirugías programadas. El recuerdo de la huelga de 2012, que llegó a bloquear el sistema sanitario durante semanas, planea ahora sobre el conflicto.
Desde las plataformas médicas advierten de que el escenario para 2026 es muy duro si no hay un giro en la negociación. Aseguran que la sobrecarga laboral, la falta de relevo generacional y la fuga de profesionales hacen que la situación sea ya insostenible.
Qué está en juego
El conflicto no se limita a un pulso sindical. Lo que está sobre la mesa es:
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La organización de la jornada médica y las guardias.
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El reconocimiento profesional y retributivo de los facultativos.
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La cohesión interna del sistema sanitario.
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El impacto directo en la atención a los pacientes si se prolonga el enfrentamiento.
La Confederación de Sindicatos Médicos decidirá en los próximos días las fechas y el alcance de las movilizaciones, mientras el Ministerio insiste en que el acuerdo alcanzado con el resto de organizaciones garantiza estabilidad al sistema.
Con la negociación rota, las posiciones enquistadas y enero marcado en rojo en el calendario, la sanidad pública se asoma a uno de los conflictos más serios de los últimos años, con consecuencias que pueden sentirse mucho más allá de los despachos y las mesas de negociación.
