Barbón reclama “tolerancia cero” con la corrupción: cárcel y devolución íntegra del dinero robado

Barbón reclama “tolerancia cero” con la corrupción: cárcel y devolución íntegra del dinero robado

El presidente del Principado pide contundencia ante cualquier caso y exige aclarar si hubo influencias irregulares en el contrato de 2,8 millones para demoler las antiguas baterías de coque de Avilés, adjudicado por una sociedad dependiente de la SEPI

 

El presidente del Principado, Adrián Barbón, ha elevado hoy el tono contra la corrupción y ha reclamado que los responsables políticos que resulten culpables “no solo paguen con cárcel, sino que devuelvan el dinero que han robado”. Un mensaje directo, sin matices, pronunciado durante la inauguración del consultorio de Tubongu, en Cangas del Narcea, y con un destinatario claro: cualquiera que intente manchar la gestión pública, sea del color que sea.

Barbón enmarcó su postura en una idea que repitió con intención: la corrupción no es un problema exclusivo de la política. “Por desgracia es un mal que existe en la sociedad, no solo en el ámbito político, sino también en el empresarial y social y en otras actividades humanas”, señaló, antes de exigir contundencia y exigencia máximas.

“Que paguen… y que devuelvan hasta el último euro”

El presidente fue más allá del castigo penal y puso el foco en lo que muchos ciudadanos consideran el auténtico agujero negro: el dinero que desaparece y no siempre regresa. En su opinión, la respuesta institucional debe ser completa:

➡️ cárcel, sí… pero también devolución del dinero apropiado.

Y añadió un elemento político interno, al asegurar que su partido está actuando con dureza ante cualquier sombra de corrupción: “quienes se les detecta actividad presuntamente corrupta están siendo expulsados, fulminados del PSOE”.

Avilés: exige saber qué pasó con el contrato de 2,8 millones

En su intervención, Barbón se refirió expresamente a la polémica sobre la adjudicación del contrato de 2,8 millones de euros para demoler las antiguas baterías de coque de Avilés, una actuación tramitada por Sepides, entidad dependiente de la SEPI y, por tanto, del Gobierno central.

El presidente fue explícito: quiere claridad total sobre si existieron influencias indebidas en la adjudicación.

“Quiero saber qué ha pasado ahí (…) hay que saber si es verdad que ha habido esa influencia o no en algunos de los miembros del tribunal y si de ahí se ha derivado dinero a determinadas personas.”

Con esa frase, Barbón no solo pide explicaciones: marca una línea roja. Para él, no basta con mirar hacia otro lado porque el procedimiento no sea competencia directa del Principado. Si el proyecto afecta a Asturias, exige la misma limpieza y las mismas garantías.

“Perseguir cualquier mancha” y depurar responsabilidades

El presidente insistió en que la respuesta ante cualquier sospecha debe ser inmediata: investigar, esclarecer y depurar, sin excusas administrativas ni guerras de siglas. “Es necesario perseguir cualquier mancha de corrupción, que se depure esa responsabilidad, se sepa qué ha pasado y que la justicia actúe”, afirmó.

Y remató con una idea clave, buscando blindar su mensaje frente a lecturas partidistas: él se considera “el primero” interesado en que se persigan estas conductas en cualquier administración, ya sea del Principado, del Estado o de los ayuntamientos.

“A todos pido lo mismo”, resumió.

El subtexto político: presupuestos, gestión y credibilidad

Las palabras de Barbón llegan en un momento en el que el debate público sobre la corrupción vuelve a subir de temperatura en España, y en el que la credibilidad institucional se juega —también— en la capacidad de reaccionar con firmeza. Su intervención en Tubongu, además de un mensaje ético, funciona como advertencia política: la tolerancia social con estas prácticas es mínima, y cualquier sombra puede contaminar proyectos, presupuestos y confianza ciudadana.

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