RTVE: El juguete político que te cuesta más de lo que imaginas

RTVE: El juguete político que te cuesta más de lo que imaginas

No importa si no ves Televisión Española. Da igual si no te gusta. La pagas. Y la pagas muy cara.

Cada vez que enciendes la luz, vas al supermercado o llenas el depósito, sabes que pagas por lo que usas. Pero con RTVE no funciona así.
No es opcional. No eliges. No votas.
Cada año, más de 1.200 millones de euros salen de los Presupuestos Generales del Estado para mantener el mayor ente de comunicación pública del país, aunque haya perdido el norte de su función y se haya convertido, más que nunca, en una televisión al servicio del poder, no de los ciudadanos.

¿Y tú? Tú pagas esa factura.
Aproximadamente 25 euros al año por cabeza.
O si lo prefieres, unos 2 euros al mes por español, niños incluidos.

Súmale que este 2025 ha pedido una inyección extraordinaria de 30 millones de euros más porque no llega para pagar sus gastos.
Y no hablamos de una empresa en apuros por una pandemia o una catástrofe.
Hablamos de una televisión pública que ha ido reduciendo su servicio a la ciudadanía mientras aumentaba su dependencia del poder político y su presupuesto público.

De televisión pública… a televisión política

RTVE tenía una razón de ser:

  • Informar con neutralidad.

  • Garantizar el acceso a la cultura.

  • Servir de contrapeso a los intereses privados.

  • Apostar por contenidos que no persiguen solo la audiencia, sino el valor social.

Pero en lugar de eso, ¿qué tenemos hoy?
Magazines ligeros, crónica rosa, tertulias con griterío, concursos reciclados y series que podrían emitirse en cualquier canal privado.
Todo con una pátina de corrección política y decisiones editoriales marcadas desde Moncloa o desde la sede del partido que esté de turno.

La audiencia mejora, sí, pero al precio de “salvamizarse”.
¿Dónde queda el servicio público?

El gran giro de 2010: sin publicidad, con factura ciudadana

Hasta 2010, RTVE financiaba una parte importante de su actividad con publicidad.
Luego, una decisión política de alto voltaje la convirtió en el único gran canal de Europa sin anuncios.
¿El motivo real?
Liberar ese pastel publicitario para las televisiones privadas, que estaban ahogadas en plena crisis.
Un regalo encubierto que dejó a RTVE sin ingresos comerciales.
Desde entonces, RTVE se financia al 100% de tu bolsillo. A través de impuestos. Sin contraprestación directa.

Nadie te preguntó si querías pagarla.
Nadie te preguntó si valía la pena.
Te la encasquetaron.

¿A dónde va el dinero?

RTVE no es barata. Muy lejos de serlo.

  • Más de 1.200 millones de euros de presupuesto anual.

  • 300 millones van solo a salarios.

  • Cientos de millones más a contenidos, producción y derechos de emisión.

  • Decenas de millones a productoras privadas para llenar la parrilla.

  • 5 millones de euros para programas de corazón y cotilleo.

  • 100 millones para derechos deportivos que no todos ven ni desean.

Y todo esto con una televisión que pierde credibilidad informativa, dependencia editorial y utilidad social.

Comparativa europea: ¿es RTVE un modelo racional?

Veamos cuánto pagan otros países por sus televisiones públicas:

  • Reino Unido (BBC): 175 € por hogar al año, con independencia real y liderazgo cultural.

  • Francia (France Télévisions): 138 € por hogar.

  • Italia (RAI): 90 €.

  • Alemania (ARD/ZDF): 220 €, pero con un sistema de control ciudadano y auditoría.

En España, RTVE se financia desde Hacienda, no desde tu elección ni desde un modelo de suscripción o tasa directa.
Y lo más grave: no tiene contrapeso real del ciudadano.
Solo lo deciden los políticos. Y como buen juguete, se lo reparten según convenga.

¿Quién controla RTVE? El Gobierno. Siempre.

No importa qué partido gobierne.
La televisión pública siempre se convierte en una correa de transmisión del poder.
Presidentes, consejos de administración, dirección de informativos... todo nombrado con criterios políticos, cuotas partidistas y pactos de pasillo.

Y eso se nota.

  • En los silencios informativos.

  • En las piezas que se emiten… y las que se esconden.

  • En los tertulianos que repiten discurso institucional.

  • En la forma de cubrir o silenciar la crítica.

RTVE no es independiente.
Y eso, la convierte en propaganda pública pagada con tu dinero.

¿La solución? Control ciudadano o reinvención

España necesita una televisión pública fuerte, sí.
Pero necesita que sea de los ciudadanos, no de los partidos.
Transparente. Independiente. Auditable. Participativa.

Una televisión que no tema incomodar al poder.
Que eduque, informe, entretenga con inteligencia y sirva al bien común.

Y si no va a hacer eso, si va a ser una copia de Telecinco pero pagada por ti, entonces mejor cortar el grifo y repensar el modelo.

Porque esto no va solo de televisión.
Va de democracia, de gasto público, de respeto al contribuyente.

La televisión no es gratis. Y RTVE, menos aún.

Te cueste más o menos verla, la pagas igual.
Y si no exige nadie que cambie, si no se somete a auditoría real, si no responde a una función pública clara, RTVE seguirá siendo lo que es hoy:
un juguete político carísimo con etiqueta de servicio público.

Y tú, ciudadano, seguirás financiándolo. Te guste o no.

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