La organización ecologista Greenpeace vuelve a poner a Shein en el centro de la polémica. Tres años después de denunciar la presencia de sustancias químicas peligrosas en sus prendas, una nueva investigación revela que la mayor tienda de moda online del mundo sigue vendiendo ropa que incumple la normativa europea, incluyendo artículos infantiles y prendas con niveles de tóxicos cientos e incluso miles de veces superiores a los permitidos.
El estudio, hecho público este jueves, analiza 56 prendas y zapatos adquiridos en ocho países, tanto en la web de la compañía como en tiendas efímeras (pop-up stores). Los resultados son demoledores: 18 artículos (32%) contienen sustancias químicas peligrosas que superan los límites establecidos por el Reglamento europeo REACH. Entre ellas, resinas, ftalatos y, especialmente, PFAS, los llamados “contaminantes eternos”.
Una prenda vendida en España supera en más de 600 veces los límites de PFAS permitidos
Shein vuelve a saltarse la normativa y lo hace de manera alarmante. De las cuatro prendas adquiridas en España, una de ellas presenta un nivel de PFAS 600 veces por encima del máximo legal.
Los PFAS son sustancias muy persistentes en el medio ambiente y en el organismo humano. Actúan como disruptores endocrinos y están relacionados con cáncer, alteraciones del desarrollo sexual, problemas de crecimiento infantil y debilitamiento del sistema inmunitario.
Los riesgos no afectan únicamente a consumidores: quienes confeccionan esta ropa y los ecosistemas de los países productores están en riesgo constante por la exposición continua a estos químicos. Además, cuando las prendas se lavan o se tiran a la basura, los tóxicos pasan a ríos, suelos e incluso a la cadena alimentaria.
Chaquetas con PFAS multiplicados por 3.300, ftalatos fuera de control y compromisos incumplidos
El informe detalla que:
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7 prendas superan los límites de PFAS hasta en 3.300 veces.
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14 prendas sobrepasan los límites de ftalatos, seis de ellas al menos 100 veces por encima.
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3 prendas infantiles incumplen la normativa europea.
Greenpeace denuncia que Shein “no ha cumplido los compromisos que anunció tras el escándalo de 2022”. Aquella vez la empresa retiró algunos artículos y prometió mejorar su gestión química. La investigación muestra que todo quedó en papel mojado.
Un modelo de “ultra fast fashion” que multiplica contaminación, residuos y enfermedades
Celia Ojeda, responsable de Consumo de Greenpeace, lo resume sin rodeos:
“Shein es la prueba de que el modelo de ultrarrápida producción textil es un fracaso ambiental y sanitario.”
La organización alerta de que el Black Friday, el Single Day, Navidad y las rebajas disparan las compras impulsivas, lo que destruye hábitats, incrementa emisiones de CO₂ y genera toneladas de residuos. La ropa barata, producida a un ritmo inabarcable, llega a los consumidores sin apenas controles y termina desechada en cuestión de semanas.
A esto se suma una estrategia comercial agresiva y ampliamente denunciada: descuentos falsos, temporizadores de presión, alertas de “últimas unidades”, millones de diseños efímeros, influencers promocionando compras masivas…
Todo ello conduce, especialmente entre los jóvenes, a un consumo compulsivo y descontrolado.
Shein crece sin freno: más ingresos, más impacto y más escándalos
Los datos del modelo de negocio de Shein hablan por sí solos:
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363 millones de visitas al mes, más que Nike, H&M y Myntra juntas.
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Más de medio millón de diseños disponibles simultáneamente.
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Días con hasta 10.000 diseños nuevos.
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Ingresos globales que pasaron de 23.000 millones de dólares en 2022 a 38.000 millones en 2024.
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Sus emisiones contaminantes se han cuadruplicado en solo tres años.
Y el problema no se limita a la química. Hace apenas unos días, en Francia, se descubrió que la compañía estaba vendiendo muñecas sexualizadas de niñas, un ejemplo más de la falta de control que rodea al coloso chino.
Greenpeace exige una “ley anti-Shein” en España
Ante la ineficiencia de la autorregulación y el peligro para la salud pública, Greenpeace reclama a las administraciones españolas y europeas una ley fuerte que frene la moda rápida. Entre las medidas que propone:
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Impuesto a la moda rápida, para desincentivar la sobreproducción.
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Prohibición de la publicidad de fast fashion, especialmente en redes sociales.
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Obligación de aplicar una auténtica economía circular textil.
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Responsabilidad directa de las plataformas por la seguridad de los productos que venden.
La organización se inspira en la “ley anti-Shein” francesa, que ya avanza en esta dirección.
Un problema de salud pública y ambiental de primera magnitud
La conclusión de Greenpeace es tajante:
Shein está inundando el planeta con ropa de baja calidad, fabricada a un ritmo insostenible, con químicos peligrosos y sin garantías para la salud de consumidores ni del medioambiente.
La organización exige actuar ya, antes de que el Black Friday y la campaña navideña vuelvan a disparar un modelo que consideran “tóxico, irresponsable y fuera de control”.
