La joven de 17 años fue detenida media hora después junto a la estación de FEVE; la víctima, de 20, murió en pocos minutos por una única herida mortal en el abdomen
El concejo de Candamo amaneció este domingo sumido en un silencio extraño, casi irrespirable. En la pequeña parroquia de Aces, donde todos se conocen y cualquier coche que pasa es noticia, una discusión doméstica terminó ayer en un crimen brutal que ha dejado a una familia completamente rota: una joven de 20 años murió tras recibir una puñalada en el vientre asestada por su cuñada, una menor de 17 años.
Los hechos ocurrieron alrededor de las 16.00 horas en la vivienda donde convivían la víctima, la agresora, el hermano de la fallecida —pareja de la menor— y los padres de ambos. Lo que empezó como una riña doméstica aparentemente trivial derivó, en cuestión de segundos, en una agresión letal con un arma blanca.
Una única puñalada, pero mortal
Según la reconstrucción inicial de los hechos, en el transcurso de la discusión la menor habría empuñado una navaja de grandes dimensiones y se la habría clavado a su cuñada en la zona abdominal. Fue un único golpe, pero profundamente penetrante: una herida que resultó incompatible con la vida.
La joven herida trató de salir de la casa, pero apenas logró caminar unos metros antes de derrumbarse sobre el camino. Cuando los sanitarios del SAMU llegaron al lugar, la víctima ya estaba en parada respiratoria. Intentaron reanimarla sin éxito. La muerte se certificó en torno a las 17.00 horas.
Huida breve y detención junto al ferrocarril
Tras asestar la puñalada, la menor salió corriendo del domicilio con el arma usada en el ataque. Testigos aseguran que pinchó las ruedas de varios coches del entorno de la vivienda antes de deshacerse de la navaja, arrojándola al tejado de una casa cercana.
La Guardia Civil activó un dispositivo inmediato y logró localizarla media hora después, caminando cerca de la estación de FEVE de Aces. Fue detenida sin resistencia y trasladada al cuartel de Piedras Blancas, donde quedó a disposición de la jueza de Menores.
Para recuperar el arma del delito fue necesaria la intervención de los Bomberos del SEPA, que se subieron al tejado para entregarla a la Policía Judicial.
Una familia destrozada
En la vivienda se vivieron escenas de auténtica devastación. El padre de la fallecida sufrió una fuerte crisis nerviosa y tuvo que ser trasladado al HUCA. La madre, sentada en una silla frente a la puerta de casa, apenas podía hablar entre gritos de incredulidad. Vecinos y allegados se acercaron a arroparlos mientras la Guardia Civil precintaba la zona.
Fuera, en un banco, un grupo de jóvenes observaba en silencio el ir y venir de los agentes. Entre ellos, el novio de la víctima, visiblemente hundido. La fallecida trabajaba en una cafetería y era muy apreciada en el pueblo: varias vecinas aseguraban que “era un cielo” y que solía ayudar en tareas de cuidado a personas mayores de la zona.
Posibles problemas de salud mental en la menor
Fuentes del entorno familiar apuntan a que la presunta autora podría arrastrar problemas de salud mental y estar en tratamiento, aunque este extremo no ha sido confirmado oficialmente. Será la investigación judicial, apoyada en informes médicos, la que determine si su estado pudo influir en lo ocurrido.
En cualquier caso, el suceso abre un interrogante sobre la convivencia dentro de la vivienda, la falta de seguimiento especializado y las tensiones familiares que podrían haber estado presentes desde hace tiempo.
Un pequeño pueblo sacudido por una tragedia incomprensible
Aces es un núcleo rural diminuto, un lugar donde una discusión puede oírse desde la casa de al lado y donde la convivencia entre familias es casi cotidiana. Precisamente por eso, el impacto del crimen ha sido mayor: “Aquí no pasa nada… y de repente pasa lo peor”, comentaba un vecino.
La Guardia Civil mantiene abierta la investigación, que incluye análisis de la escena del crimen, el contenido de los teléfonos móviles y el entorno familiar. La autopsia, que se realizará en el Instituto de Medicina Legal de La Corredoria, será clave para concretar la trayectoria del arma y la causa exacta de la muerte.
Mientras tanto, el pueblo trata de asimilar lo ocurrido. Porque lo sucedido en la tarde del sábado en Aces no es solo un crimen: es la fractura completa de una familia, un shock colectivo y la demostración de cómo una discusión doméstica puede transformarse, en segundos, en una tragedia irreparable.
