El gigante asiático reabre el dossier español y vuelve a mirar hacia la ZALIA, mientras SAIC/MG tantea el Noroeste. España se consolida como uno de los destinos más codiciados para las nuevas plantas chinas de coches eléctricos, impulsada por sus bajos costes energéticos, su red industrial y las ayudas públicas.
Asturias vuelve a sonar con fuerza en los planes de expansión de los grandes fabricantes chinos del automóvil. La multinacional BYD (Build Your Dreams), primer productor mundial de vehículos electrificados, ha reactivado su interés por España como sede de su tercera fábrica europea, y todo apunta a que el Principado podría estar de nuevo en la carrera por acoger una planta de ensamblaje destinada al mercado continental.
Representantes de la compañía visitaron en 2023 los terrenos de la Zona de Actividades Logísticas e Industriales de Asturias (ZALIA), en Gijón, cuando buscaban ubicación para su primera planta europea, que finalmente se instaló en Hungría. Ahora, fuentes del sector aseguran que BYD sitúa a España como su candidata favorita para su nuevo centro de producción, cuya decisión final podría tomarse antes de que acabe el año.
Los motivos que juegan a favor del país son claros: costes de fabricación competitivos, energía limpia y barata, y una infraestructura industrial consolidada. Todo ello, sumado a las ayudas públicas incluidas en los programas del PERTE del Vehículo Eléctrico y Conectado, convierte a España en terreno fértil para la nueva ola de inversión china en la automoción europea.
Asturias, candidata con potencial
La ZALIA, ese proyecto que durante años fue sinónimo de parálisis, ha comenzado a despertar. En los últimos meses ha recibido reservas de suelo por más de 130.000 metros cuadrados bajo acuerdos de confidencialidad, que, sin confirmarse oficialmente, podrían estar vinculados a alguno de los fabricantes chinos interesados en instalarse en la región.
Asturias cuenta con una ubicación estratégica: salida directa al Atlántico, proximidad a los puertos de Gijón y Avilés, conexión ferroviaria y espacio logístico disponible. A ello se suma la ventaja de contar con una red eléctrica sólida, con una alta proporción de energía renovable.
Si BYD diera el paso, el impacto sería enorme para la economía regional. Una fábrica de este calibre no solo supondría miles de empleos directos e indirectos, sino también el impulso definitivo a un tejido industrial de proveedores que podría revitalizar el eje Gijón-Avilés.
No obstante, las fuentes del sector son prudentes: la empresa aún no ha tomado una decisión definitiva y está evaluando otros países europeos. La última palabra dependerá también de los reguladores chinos, que deben autorizar el plan de expansión fuera del país.
La ola china: España, el nuevo polo industrial
BYD no es la única compañía que mira a España. Otro gigante, SAIC Motor Corporation Limited, propietario de las marcas MG y Maxus, ha reactivado su interés por establecer su primera fábrica en suelo europeo. El grupo, que en septiembre entregó más de 440.000 vehículos —un 40% más que el año anterior—, tiene a España entre sus principales opciones, con especial atención al Noroeste.
En Galicia se han producido ya contactos con representantes institucionales, y el interés se extiende también al entorno asturiano. El éxito comercial del MG ZS, uno de los coches más vendidos del mercado español, ha reforzado la idea de fabricar directamente en el país para evitar aranceles y asegurar la cadena de suministro.
La estrategia es compartida por todo el sector automovilístico chino: fabricar dentro de Europa es la vía para sortear los nuevos aranceles de hasta el 45% impuestos por la Unión Europea a los vehículos eléctricos importados desde China.
España, la pieza clave del tablero europeo
España ofrece hoy un marco industrial atractivo para las marcas chinas. Los programas de incentivos públicos, el despliegue de energías renovables y la posición geográfica entre Europa, África y América Latina la han colocado en el radar de todas las grandes corporaciones asiáticas.
Además, la colaboración entre fabricantes europeos y chinos avanza a buen ritmo. Stellantis y la china CATL construirán en Zaragoza una gigafactoría de baterías LFP con capacidad para 50 gigavatios hora, cuyo inicio está previsto para 2026. Este proyecto consolidará un ecosistema industrial del coche eléctrico al que BYD o SAIC podrían sumarse sin partir de cero.
Por otra parte, Chery y Ebro (EV Motors) ya han iniciado la producción de vehículos eléctricos en la antigua planta de Nissan en la Zona Franca de Barcelona, demostrando que la cooperación con empresas chinas es viable, rentable y compatible con la normativa europea.
Las claves asturianas: incentivos, energía y logística
Asturias parte con desventajas frente a regiones con un ecosistema automotriz más desarrollado —como Aragón, Navarra o Valencia—, pero dispone de suelo logístico competitivo, conectividad portuaria, energía abundante y limpia, y costes de vida más bajos para trabajadores e ingenieros.
El Gobierno del Principado, consciente del valor estratégico de una inversión de este calibre, trabaja discretamente para ofrecer incentivos atractivos, desde facilidades fiscales hasta tramitaciones aceleradas. Fuentes autonómicas confirman que “Asturias está preparada para competir con garantías” si la oportunidad se concreta.
La apuesta tendría una relevancia política evidente: un proyecto industrial de esta magnitud situaría al Principado en el epicentro del nuevo modelo productivo verde, alineado con la transición energética y con la reindustrialización europea.
El horizonte de decisiones
La decisión definitiva sobre la nueva planta de BYD podría conocerse antes de que finalice 2025. Si España resulta elegida, el proyecto pasaría a fase de ingeniería y permisos durante 2026, con inicio de obras en 2027 y producción estimada a partir de 2028 o 2029.
En ese escenario, Asturias tendría que moverse rápido para no perder posiciones frente a otras regiones. La disponibilidad de terrenos, las conexiones logísticas, el coste energético y la voluntad política serán determinantes en una carrera que se libra, literalmente, metro a metro.
El desembarco chino, más allá de los coches
La expansión de la industria automotriz china en España no se limita a las fábricas. Vienen también proveedores, centros de ingeniería, logística y formación técnica. Se calcula que cada empleo directo en una planta de ensamblaje genera entre cuatro y cinco puestos adicionales en servicios y suministro.
Para Asturias, acostumbrada a ver cómo se marchaban sus industrias más emblemáticas, el interés de BYD supone una ventana de oportunidad histórica. La posibilidad de reindustrializar la región con tecnología puntera, empleo cualificado y un proyecto de largo recorrido podría marcar un antes y un después.
Una carrera abierta, pero con destino claro
En Hungría ya está la primera fábrica europea de BYD. En Turquía, la segunda, en plena construcción. Todo apunta a que la tercera podría estar en España. Falta por ver en qué punto exacto del mapa, pero el Principado ha vuelto al tablero con opciones reales.
Asturias, tierra de siderurgia y mar, de carbón y acero, podría ser también tierra de coches eléctricos. Una nueva industria, una nueva energía y, sobre todo, una nueva oportunidad para el norte verde de España.