El plazo para solicitarla vence el 22 de octubre de 2025. América Latina vive un aluvión histórico de peticiones y Asturias, una de las regiones con más emigrantes del siglo pasado, podría ver cómo sus descendientes cambian para siempre el mapa demográfico del Principado.
Qué es la Ley de Nietos y por qué ha desatado una avalancha
La llamada Ley de Nietos, integrada en la Ley 20/2022 de Memoria Democrática, ha abierto la mayor oportunidad de nacionalización en la historia reciente de España.
Permite obtener la nacionalidad española de origen —con los mismos derechos que cualquier ciudadano nacido en territorio nacional— a los hijos y nietos de españoles que perdieron la nacionalidad por exilio, migración o por las leyes previas a la Constitución de 1978.
También pueden acogerse los descendientes de mujeres españolas que perdieron su ciudadanía al casarse con extranjeros, así como los hijos mayores de edad de quienes ya la obtuvieron por la anterior Ley de Memoria Histórica de 2007.
El procedimiento se realiza de forma presencial en los consulados españoles o en los registros civiles de España, y el plazo límite para presentar la solicitud es el 22 de octubre de 2025.
Hasta esa fecha, los consulados de países como Argentina, México, Cuba, Uruguay, Venezuela o Chile registran colas interminables de aspirantes.
Según el Ministerio de Asuntos Exteriores, a fecha de septiembre de 2025 se contabilizan 876.321 solicitudes en todo el mundo. De ellas, 414.652 ya fueron aprobadas, y más de 423.000 siguen en tramitación, con una proyección que podría superar el millón de expedientes antes de que expire el plazo.
“En algunos consulados, las citas se están dando ya para 2026”, reconocen fuentes diplomáticas.
“Es la mayor oleada de recuperación de nacionalidad española en generaciones.”
La ley reconoce además como “de origen” la nacionalidad concedida, lo que significa que los nuevos ciudadanos no solo obtienen pasaporte, sino también derechos plenos de residencia, trabajo y voto en España y la Unión Europea.
El efecto asturiano: una tierra que podría duplicar su población
Si hay una región que puede sentir el impacto de esta ley, esa es Asturias.
Durante más de un siglo, decenas de miles de asturianos partieron hacia América Latina —especialmente Cuba, México, Argentina, Uruguay y Venezuela—.
Hoy, sus nietos y bisnietos llaman a las puertas de España para recuperar el vínculo que sus abuelos dejaron en los puertos de Gijón o Avilés.
Los datos del Padrón de Españoles Residentes en el Extranjero (PERE) son reveladores:
a 1 de enero de 2025, 142.275 asturianos están inscritos como residentes en el extranjero, una cifra que equivale ya a más del 14% de la población del Principado.
La población actual de Asturias ronda el 1,015 millón de habitantes, con una de las tasas de natalidad más bajas de Europa y una edad media superior a los 48 años.
Expertos en demografía y retorno estiman que si apenas un 30% de los descendientes de emigrantes asturianos con derecho a nacionalizarse decidiera instalarse en la región, la población podría crecer un 40%.
Y en un escenario más ambicioso, si regresara la mitad, Asturias podría rozar los dos millones de habitantes en una generación.
“El nieto de aquel que partió a La Habana o Buenos Aires podría ser quien reabra una casa cerrada hace décadas en el occidente o en las cuencas mineras”, apuntan fuentes del Instituto Asturiano de Emigración.
El impacto económico también sería notable: nuevos residentes, consumo, emprendimiento y un rejuvenecimiento social que rompería la tendencia de envejecimiento que lastra a Asturias desde hace décadas.
Cómo solicitarla, qué documentos hacen falta y qué esperar
El procedimiento no es rápido, pero sí claro.
Los interesados deben presentar en el consulado español del país de residencia (o en un registro civil en España) la siguiente documentación:
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Certificados literales de nacimiento del solicitante y de su ascendiente español.
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Prueba del vínculo familiar (certificados de matrimonio o filiación).
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En caso de descendientes de exiliados, acreditación del exilio, como pasaportes con sellos de entrada, registros de residencia o documentos de organismos internacionales.
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Formulario oficial y cita consular previa.
Los consulados recomiendan no dejar la cita para los últimos meses, ya que los plazos de respuesta pueden extenderse hasta dos o tres años, y algunas demarcaciones alertan de atascos que podrían demorar la resolución hasta 2028.
A pesar de los obstáculos, el entusiasmo no decae. En Buenos Aires, La Habana o Ciudad de México, los pasillos consulares se llenan de descendientes de españoles con carpetas repletas de documentos, fotos familiares y partidas de nacimiento amarillentas.
“Es una manera de cerrar el círculo de la historia familiar”, comenta una solicitante argentina cuyos abuelos eran de Cangas del Narcea.
“Ellos soñaron con volver. Ahora somos nosotros quienes lo haremos por ellos.”
Una oportunidad que cierra pronto
El 22 de octubre de 2025 se cerrará la ventanilla de presentación.
Después, el Gobierno decidirá si amplía el plazo o da por concluido este proceso histórico que, de momento, ya ha cambiado la demografía exterior de España.
En Asturias, donde el retorno se percibe como un acto de justicia histórica, muchos ven en la Ley de Nietos una posible revolución silenciosa:
una oportunidad para que la tierra que un día despidió barcos repletos de emigrantes, vea volver a sus nietos con pasaporte español en la mano y las llaves de las viejas casas familiares.