La cuñada de Toño Otero cuestiona la versión de la viuda: el caso del ganadero asesinado en Ribadesella da un vuelco inesperado

La cuñada de Toño Otero cuestiona la versión de la viuda: el caso del ganadero asesinado en Ribadesella da un vuelco inesperado

La contradicción entre las hermanas siembra dudas en la investigación: mientras la viuda insiste en que dos encapuchados entraron en la casa y mataron a golpes a Toño, su cuñada admite que no los vio y apunta a conflictos previos en el entorno. La hipótesis del robo pierde fuerza al no encontrarse rastro de asaltantes.

 

El misterio en torno a la muerte violenta de Toño Otero, el ganadero hallado sin vida en su casa de Cuevas del Agua (Ribadesella), ha dado un giro inesperado. Lo que hasta ahora parecía un frente común en la familia se ha resquebrajado: la cuñada del fallecido ha empezado a cuestionar públicamente la versión de su propia hermana, viuda del ganadero, lo que abre un nuevo capítulo en una investigación ya plagada de incógnitas.

Dos versiones que no encajan

La viuda sostiene desde el primer momento que dos hombres encapuchados, grandes y fuertes, irrumpieron en la vivienda, golpearon a Toño hasta matarlo, la agredieron a ella cuando intentó intervenir y le exigieron dinero en castellano. Incluso ha aportado un parte de lesiones y describe con detalle la escena: cómo le cubrieron la cabeza con una manta y cómo huyeron tras el ataque.

Su hermana, presente en la casa aquella noche, ha ofrecido un relato diferente. En declaraciones recientes asegura que no vio ni escuchó nada hasta que bajó alertada por los gritos y encontró a su cuñado en el suelo. En algunos testimonios incluso ha deslizado dudas sobre la existencia real de los dos encapuchados, algo que rompe el relato inicial familiar. Además, ha reconocido conflictos previos en el entorno de Toño, lo que abre la puerta a otros posibles móviles distintos al robo.

La investigación desmonta el relato del asalto

La Guardia Civil y la juez instructora han puesto el foco en estas contradicciones. De hecho, se ha decretado secreto de sumario tras constatar inconsistencias en las declaraciones. El motivo no es menor:

  • No hay imágenes en cámaras cercanas que confirmen la presencia de encapuchados.

  • Los perros no ladraron durante el supuesto asalto.

  • No se sustrajo nada de valor en la vivienda.

  • El arma homicida no ha aparecido.

Además, se ha bloqueado la incineración del cuerpo de Toño para poder practicar una segunda autopsia ampliatoria si fuera necesario, ante la falta de pruebas materiales que avalen la versión del asalto violento.

Un caso cada vez más enredado

La contradicción entre hermanas se convierte ahora en un punto de inflexión. La viuda insiste en la tesis del robo, mientras la cuñada introduce dudas y señala al entorno personal y vecinal del ganadero, donde reconoce que había disputas abiertas.

La Guardia Civil mantiene todas las hipótesis, pero la versión de los encapuchados pierde fuerza a medida que avanzan las pesquisas. La muerte de Toño Otero, que en un principio se presentó como un brutal robo en el campo asturiano, se adentra en un terreno más complejo, en el que las palabras de las dos mujeres más cercanas a la víctima se convierten en el eje del misterio.

 

 

Pie de foto: La viuda de Toño

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