El caso sigue sin detenidos mientras los investigadores rastrean el arma homicida, revisan cámaras y reconstruyen la vía de escape señalada por la familia de la víctima
La investigación por el brutal asesinato de José Antonio Otero Toraño, conocido como Toño, mantiene en vilo a Ribadesella y a toda Asturias. Desde que el ganadero de 60 años fue hallado sin vida el pasado viernes en Cuevas del Agua, los agentes de la Guardia Civil trabajan sin descanso para dar con los autores de un crimen que ha sacudido a la comunidad local.
Un crimen planificado: encapuchados y una emboscada
Las primeras pesquisas apuntan a que al menos dos agresores encapuchados atacaron a Otero cuando salía de su casa. El asalto fue rápido y violento: varios golpes contundentes en la cabeza que le causaron la muerte casi en el acto, según las primeras observaciones forenses.
El aviso al Centro Operativo de Servicios (COS) de la Guardia Civil llegó sobre las 12:15 del mediodía. Cuando los agentes y sanitarios acudieron al lugar, el ganadero ya estaba en parada cardiorrespiratoria. Nada pudieron hacer por salvarle la vida.
La búsqueda del arma homicida
La investigación se centra ahora en localizar el objeto contundente empleado en el ataque, que podría ser una barra de hierro o una herramienta similar.
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La Guardia Civil ha peinado la zona con drones y unidades especializadas, revisando incluso los tejados y áreas de difícil acceso.
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Paralelamente, el Servicio de Criminalística trabaja sobre restos biológicos y huellas, mientras se analizan grabaciones de cámaras cercanas para reconstruir los movimientos previos y posteriores al crimen.
La vía de escape bajo la lupa
Uno de los puntos clave en la investigación es la ruta de huida descrita por la viuda y la cuñada del fallecido, quienes declararon durante más de seis horas el mismo viernes.
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Ambas señalan que al menos uno de los atacantes huyó saltando un muro hacia una finca colindante.
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Los agentes han reproducido el recorrido y entrevistado a los vecinos, pero de momento no han hallado rastros claros de ese desplazamiento en una zona cubierta de maleza y arbolado.
Una familia destrozada y una comunidad en shock
El drama ha golpeado de lleno a la familia de Otero Toraño. Su viuda, María del Mar Berjón, sufrió el sábado una fuerte crisis nerviosa que obligó a trasladarla al centro de salud de Ribadesella. Horas después regresó a casa, arropada por su hermana y vecinos.
Mientras tanto, amigos y residentes colaboran para cuidar de los animales del ganadero, muy querido en el concejo por su labor agrícola y por haber impulsado un negocio turístico de visitas a su explotación ganadera.
Próximas claves: autopsia y análisis forense
El cuerpo de Otero permanece en el Instituto Anatómico Forense de Oviedo, donde se le practica la autopsia.
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El informe definitivo será crucial para determinar con exactitud el arma utilizada y si hubo participación de más personas.
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La investigación también busca vincular pruebas físicas con posibles sospechosos, aunque hasta ahora no se han producido detenciones.
Ribadesella, en estado de alerta
El suceso ha provocado consternación y sensación de inseguridad en una localidad donde este tipo de crímenes son inusuales. “Estamos hablando de un ataque brutal y planificado; no es un hecho fortuito”, señalan fuentes próximas al caso.
La Guardia Civil mantiene dispositivo permanente en la zona y sigue interrogando a vecinos y revisando grabaciones para acotar los movimientos de los agresores.
Resumen de la investigación hasta ahora:
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Sospechosos: al menos dos encapuchados.
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Hora del ataque: alrededor de las 12:15 del viernes.
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Arma homicida: objeto contundente, aún sin localizar.
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Declaraciones clave: viuda y cuñada declararon más de 6 horas.
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Pruebas: revisión de cámaras y rastreo con drones.
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Autopsia: resultados en las próximas horas.
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Detenidos: ninguno hasta el momento.
El caso avanza con cautela, pero cada nuevo indicio apunta a un ataque planificado y ejecutado con violencia extrema. Las próximas horas serán determinantes: el informe forense, el hallazgo del arma y el análisis de pruebas tecnológicas podrían arrojar luz sobre un crimen que ha dejado helada a la comarca de Ribadesella.