Sidra, gaitas y devoción: cuando Asturias celebra su día

Sidra, gaitas y devoción: cuando Asturias celebra su día

Mañana, domingo 8 de septiembre, todo Asturias respira historia, tradición y ese sabor dulce y chispeante de la sidra. En esta jornada festiva, la comunidad se viste de fiesta, se engalana con su mejor traje cultural y, desde la Comarca de la Sidra hasta Oviedo, el Principado despliega su alma más profunda. Contamos, paso a paso, cómo se vivirá ese día inolvidable.

Un cielo azul y el líquido dorado: la Comarca de la Sidra toma el pulso

El amanecer llegará cargado de la esencia de Villaviciosa, Nava, Colunga, Cabranes, Bimenes y Sariego, la comarca elegida este año como corazón del Día de Asturias. Poco a poco, en cada plaza y parque, se sentirán los primeros acordes de gaita y la atmósfera se impregnará del aroma del maíz fermentándose—sidra en ciernes.

  • Villaviciosa, siempre en pie de fiesta, calentará motores con sus “Fiestes del Portal”: pasacalles que mezclan música vernácula con verbenas de DJs, mercadillos llenos de artesanía local y sabores de chorizo a la sidra listos para conquistar estómagos y corazones.

  • En Colunga, el Museo del Jurásico abrirá gratis sus puertas al alba. Allí, familias explorarán huellas de dinosaurios y participarán en talleres que combinan paleontología y sidra con el juego “dinosidrera” —una forma divertida de beber y aprender.

  • Y Nava, la auténtica capital sidrera del día, se convertirá en el epicentro festivo: entrada gratuita al Museo de la Sidra, exhibiciones de escanciado por maestros como José Norniella, globos cautivos sobre la plaza, tren sidrero que atravesará las calles y un desfile de gaitas que hará vibrar el pueblo al compás de una identidad que huele a manzana fermentada.

Es como si todo Asturias se vistiera de verde manzana y se cubriera de música, de tradición, de ese puntito rebelde que nos hace brindar, bailar y reconocernos.

La parte institucional: reconocimiento, símbolos y brío colectivo

Mientras el espíritu festivo recorre las calles sidreras, el Gobierno del Principado desplegará su homenaje público más solemne:

  • A mediodía, el Palacio de Nava será testigo del saludo institucional: el presidente Adrián Barbón, acompañado de la vicepresidenta Gimena Llamedo y el consejero Ovidio Zapico, depositará el mensaje oficial en la plaza, entre discursos de futuro y referentes identitarios, antes de que el aroma de la sidra haga lo suyo.

  • A última hora de la tarde, Oviedo será escenario del reconocimiento institucional: en el Palacio “Calatrava”, las Medallas de Asturias serán entregadas, un ademán para distinguir trayectorias y defender que la dignidad de nuestra tierra se refleja tanto en lo cotidiano como en lo extraordinario.

Y mientras tanto, en otros rincones como Somiedo o Navia, se celebran ferias ganaderas y actos religiosos en honor a la Virgen de La Atalaya, dando un matiz más ecléctico a la jornada.

Lo sagrado que une: la Santina y el júbilo comunitario

No se entendería el 8 de septiembre sin La Santina, nuestra Madre espiritual. En el corazón de Covadonga y Cangas de Onís, miles de fieles arropan la consueta novena que culmina mañana, en medio del Jubileo de la Esperanza. La liturgia, los cánticos de misa y las estampas de peregrinos confirman que Asturias también late desde una devoción milenaria que se mezcla con la fiesta profana.

Guía para saborear el día sin perder un sorbo

Para quienes quieran exprimirlo al máximo:

  • Moverse por la mañana a Villaviciosa o Colunga permite experimentar la efervescencia antes del gran desembarco en Nava.

  • Comer: sidra y gastronomía en Villaviciosa; merienda en Nava: escanciar y aprender.

  • Al caer la tarde, llegada a Oviedo para cerrar con el acto solemne.

  • Si los pies piden tregua, que no los oídos: lleva ganas de cantar, de esparcir tu mano para un escanciado improvisado y de quedarte prendido de esa sensación cálida que solo tiene Asturias cuando celebra su día.

Así se vivirá este 8 de septiembre: una combinación única de fiesta popular, tradición, cultura, devoción y reconocimiento público. Desde el aroma de la sidra hasta la solemnidad de una medalla honorífica, es una jornada para sentirse orgullosos de ser asturianos, con voz, con gaita… y con esos sorbos que saben a identidad.

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