El cantautor asturiano comparte una sentida reflexión sobre la memoria de la emigración, un lazo indisoluble que une Asturias y América, y que resuena con especial fuerza en la antesala de la celebración en Florida.
En la víspera de un día señalado en el calendario de la diáspora asturiana —la conmemoración de los Fundadores de San Agustín de la Florida—, el cantautor Pipo Prendes ha querido compartir con los lectores de Asturias Mundial una reflexión que va más allá de la efeméride. Es un viaje al corazón mismo de la emigración, a ese sentimiento agridulce de partida y esperanza que forjó lo que él acertadamente bautiza como "Asturamérica".
"Inquestionablemente, América está enraizada en la memoria de la historia de la emigración asturiana", comienza Prendes en un vídeo cargado de emoción y cercanía. Con el aplomo de quien ha dedicado su vida a poner música a las historias de los que se fueron, nos traslada a ese momento crucial, a la mentalidad del emigrante que, en los difíciles tiempos de mediados del siglo XIX, se enfrentaba a un destino incierto.
"Canto en la carabela, osado, más que valiente osado. El momento ha llegado: ahora o nunca me voy", recita, metiéndose en la piel de aquellos asturianos y asturianas que se arriesgaban a "abandonar el terruño hacia mundos desconocidos e inciertos". Su relato no escatima en la dureza de la travesía, en los "muchos golpes de mar en largas travesías", pero también retrata una América que "aguardaba con los brazos abiertos".
Pipo Prendes no idealiza la experiencia; la humaniza. Habla de una vida abierta "a la justicia y a la injusticia del azar", donde nuestros antepasados "ganaron y perdieron, fracasaron, triunfaron... lo de siempre". Es un homenaje a todas las suertes corridas: a los que lograron levantarse tras la tragedia y a aquellos que, con dolor recuerda, "sucumbieron a tanta desazón y no regresaron nunca".
Su mensaje es un poderoso llamamiento a la memoria colectiva: "No los olvidamos, no lo hagamos. Ellos somos nosotros, inevitablemente". Es en esta frase donde reside la esencia de su iniciativa: entender que la identidad asturiana actual es inseparable de las cicatrices y los triunfos de su diáspora.
Asturias y América, nos dice, están unidas para siempre "con lazos de intensidad, dramas, tragedias, fracasos y triunfos". Para Prendes, esa policromía de emociones es la vida misma, una mezcla de "causalidades y casualidades" que, citando al gran Pablo Neruda, podría resumirse en el título de sus memorias: Confieso que he vivido.
Este profundo sentimiento no es solo una reflexión para una fecha señalada. Es el alma de su obra, la materia prima con la que Pipo Prendes ha tejido durante años sus canciones. La mejor prueba de ello es "La Carabela", una pieza musical que es, en sí misma, el himno de esa partida. La canción narra con una melodía nostálgica y una letra certera el viaje de un emigrante que, al alba, se embarca "con fe, ilusión y temores", dejando "toda una vida detrás" pero llevando a bordo todos sus sueños.
En un momento en que el mundo vuelve a enfrentarse a la necesidad de la migración y la solidaridad, las palabras y la música de Pipo Prendes nos recuerdan que el hermanamiento es nuestro verdadero "color de identidad". Su "¡Viva Asturamérica!" resuena como un brindis por ese puente invisible y eterno que une dos orillas y millones de corazones.
A continuación, compartimos su canción a "La Carabela", la canción que da música a este sentimiento profundo, cortesía de Pipo Prendes para los lectores de Asturias Mundial.