El expresidente del Gobierno español, Felipe González, ha lanzado un torpedo a la línea de flotación del PSOE al anunciar que no votará al partido si Pedro Sánchez es el candidato en las próximas elecciones. Unas palabras cargadas de contundencia, que han dado la vuelta a la política española y que suenan con especial fuerza en Asturias, donde las raíces socialistas han marcado el pulso histórico del territorio.
“La amnistía es una vergüenza para cualquier demócrata y para cualquier militante del PSOE”, afirmaba González este miércoles en una entrevista en el programa "Más de uno" de Onda Cero. Con esas palabras, el ex líder del partido no solo refuerza su postura en contra de una ley que considera profundamente perjudicial para los principios democráticos, sino que además lanza un mensaje directo a la cúpula socialista: "Si esto se consolida tal y como lo ha predicho Sánchez, conmigo nunca contará nadie que haya participado en esto".
En una región como Asturias, donde el PSOE sigue siendo la fuerza política que ha marcado el rumbo durante décadas, estas declaraciones resuenan como un eco de los tiempos pasados, de una época en la que el socialismo asturiano fue sinónimo de coherencia, de lucha por los derechos de la clase trabajadora, y de defensa del Estado de Derecho.
La amnistía: Un acto de “corrupción política”
La principal crítica de González, que aún sigue pesando sobre el PSOE, es la aprobación de la ley de amnistía. Para él, esta autoamnistía representa lo peor de la política, un ataque directo al Estado de Derecho, y un pacto con la impunidad que pone en juego la reputación y los valores del partido. En sus propias palabras: “La amnistía no es perdonar, es pedir perdón a lo que han hecho”.
Estas palabras no son casuales. El expresidente, que lideró España durante más de una década y que fue artífice de uno de los periodos más prósperos de la historia reciente del país, ve en esta decisión un golpe de deslealtad y arrogancia política que descalifica el legado socialista. La amnistía, según González, no solo beneficia a quienes cometieron delitos graves durante el proceso catalán, sino que también puede estar abriendo la puerta a la normalización de la corrupción política, algo que para él es completamente inaceptable.
González no se ha quedado ahí. También ha arremetido contra la forma en la que Pedro Sánchez gestionó la situación interna del partido tras los casos de corrupción que afectan al PSOE, señalando que "no es un problema de partido", sino de Gobierno. A su juicio, lo que ha ocurrido con los escándalos de figuras como Santos Cerdán, exsecretario de organización del partido, está mucho más vinculado a actos de Gobierno que a un simple problema interno del PSOE. Es una acusación grave, que pone en duda la integridad del aparato político que actualmente lidera el país.
El desencanto con Pedro Sánchez: Un futuro sin él
Pero, más allá de la amnistía y de la corrupción, González ha dejado claro que no volverá a votar al PSOE si Sánchez sigue como candidato. Un paso decisivo que marca la ruptura definitiva entre el pasado socialista del país y el presente que lidera Pedro Sánchez. "No me lo planteo. Si Sánchez se presenta, yo votaré en blanco", afirmaba González, dejando claro su distanciamiento de un proyecto que ya no considera representativo del socialismo que él ayudó a forjar.
Y aún hay más. El expresidente ha sido contundente en sus propuestas para el futuro del partido. González ha pedido la renovación urgente del PSOE, defendiendo que la figura de Eduardo Madina, exdiputado y una de las voces más respetadas dentro del partido, debe ser la que lidera el socialismo español. "Madina representa lo que el PSOE necesita: un candidato que respete los valores del partido y que se aleje de las prácticas de Sánchez", sentenció González.
El lamento de la pérdida de representación: La crisis del PSOE
El ex presidente ha calificado su situación política de “crisis de orfandad representativa”, un sentimiento que comparte con muchos militantes y votantes históricos del PSOE, sobre todo en territorios como Asturias, donde el PSOE ha sido tradicionalmente el motor político de la región. González, con sus palabras, está invitando a una reflexión profunda sobre el rumbo que ha tomado el partido y la falta de alternativas genuinas en el liderazgo actual.
Mientras tanto, en las filas del PSOE, muchos se preguntan si la distancia creciente entre los históricos del partido y la dirección de Sánchez puede tener repercusiones más allá de las críticas. ¿Puede el PSOE sobrevivir a esta fractura? La respuesta podría ser decisiva en las próximas elecciones generales, que se perfilan como un escenario de alta tensión política, especialmente con las elecciones de julio a la vuelta de la esquina.
Un reto para la política española y asturiana
Este enfrentamiento público, tan personal como político, está desnudando no solo las fracturas dentro del PSOE, sino también la crisis de identidad que atraviesa el socialismo en Asturias. Mientras Pedro Sánchez continúa con su agenda, Felipe González y otros miembros históricos del partido están pidiendo una vuelta a los orígenes, a un PSOE más centrado en sus valores y menos dispuesto a pactar con lo que consideran prácticas erróneas.
La pregunta está en el aire: ¿seguirá el PSOE siendo el partido de todos los asturianos o se convertirá en una sombra de lo que alguna vez fue? Asturias Mundial estará muy atenta a cómo se desarrollan los próximos capítulos de este enfrentamiento político, que no solo afectará al futuro del PSOE, sino a la propia política asturiana.
¿Estamos ante una oportunidad de renovación o ante el final de una era? Las respuestas, como siempre, las darán las urnas.