Un chófer drogado a punto de llevar a 60 menores de excursión a Asturias: la tragedia que no fue gracias a un control policial

Un chófer drogado a punto de llevar a 60 menores de excursión a Asturias: la tragedia que no fue gracias a un control policial

La Policía Local de Redondela intercepta a un conductor bajo los efectos de las drogas antes de iniciar un viaje escolar: "Pudo acabar en desastre, pero esta vez el sistema funcionó"

 

La escena se produjo a primera hora de la mañana en Chapela, una parroquia del municipio gallego de Redondela (Pontevedra). Un conductor de autobús escolar, visiblemente alterado, llega tarde y desorientado. Tiene que recoger a 60 menores que se preparan para una excursión a Asturias. Pero algo no encaja. Su comportamiento llama la atención. Grita por teléfono, parece fuera de control. Y el autobús que conduce, según algunos testigos, es demasiado pequeño para el grupo previsto. Algunos padres, preocupados por la seguridad de sus hijos, toman una decisión valiente: llaman a la Policía.

Lo que sucede a continuación evita lo que podría haber sido una tragedia de dimensiones incalculables.

Un positivo en drogas que lo cambia todo

La Policía Local de Redondela detiene al conductor antes de que llegue siquiera al punto de recogida. Se le pide la documentación. Se le somete a la prueba de alcohol y drogas. Y ahí salta la alarma: positivo preliminar en sustancias estupefacientes. No iba bebido, pero sí drogado. El resultado deberá confirmarse en laboratorio, pero los agentes no se arriesgan. Ordenan la inmovilización inmediata del vehículo.

Desde la empresa responsable, que no ha hecho declaraciones públicas hasta el momento, se envía a otro conductor, que sí supera todas las pruebas toxicológicas. El viaje continúa. Los niños llegan a Asturias. Pero el susto, el impacto y la pregunta incómoda ya están instalados: ¿Cómo es posible que un conductor profesional con sustancias en el cuerpo esté a punto de ponerse al volante con 60 menores?

Una negligencia que pudo costar vidas

Según fuentes locales, el autobús original ni siquiera reunía las condiciones adecuadas: era más pequeño del que se había solicitado y no tenía espacio suficiente para equipaje y niños. El conductor, nervioso, buscaba de manera improvisada una solución cuando fue interceptado. Algunos testigos relatan que iba a iniciar la marcha con un vehículo inadecuado y con sus capacidades físicas alteradas.

"Esto podría haber acabado en algo terrible", afirmaban varios padres consultados por medios gallegos. Lo que comenzó como un viaje escolar acabó convertido en un caso más de negligencia grave en el transporte colectivo de menores.

Pero esta vez, el sistema funcionó

Frente a la indignación que provoca el caso, también emerge un dato esperanzador: la intervención de los padres, la actuación de la Policía Local, los protocolos de control y la rápida respuesta de la empresa permitieron cortar la cadena de riesgos a tiempo.

"No siempre las instituciones actúan con rapidez y eficacia. Pero esta vez, sí. Y eso ha marcado la diferencia", señalan fuentes municipales.

El cuerpo policial de Redondela informó públicamente del incidente a través de sus canales oficiales, lo que demuestra también un compromiso con la transparencia y con la responsabilidad preventiva.

El debate que queda pendiente

Este caso abre varias cuestiones que deben abordarse con urgencia:

  • ¿Existen mecanismos de control preventivo eficaces en todas las empresas de transporte escolar?

  • ¿Se revisan de forma rutinaria los estados físicos de los conductores antes de servicios de riesgo?

  • ¿Qué sanciones se aplican a conductores que, como en este caso, se ponen al volante bajo los efectos de sustancias?

  • ¿Debe reforzarse la formación, la inspección y la trazabilidad en estos servicios esenciales?

El caso de Redondela no debe quedar en anécdota, ni en susto. Debe ser un punto de inflexión.

Asturias como destino seguro, sí. Pero también como símbolo de alerta

Aunque los hechos se produjeron en Galicia, el destino del viaje era Asturias, donde estos niños esperaban disfrutar de una jornada de naturaleza, cultura y compañerismo. Asturias debe también tomar nota: reforzar los controles, exigir responsabilidad a las empresas y defender el principio más básico: la seguridad de los menores por encima de cualquier otro interés.

Una última lección de esta historia

Esta vez, el sistema funcionó. Pero que haya funcionado no exime del deber de mejorarlo. Un conductor drogado no debería haber llegado jamás a estar a punto de arrancar con un autobús escolar. Y no pueden ser siempre los padres los que salven el día.

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