169 entidades, más de un centenar asturianas, se movilizan contra las políticas que permiten matar lobos pese a su estado de conservación desfavorable
Miles de personas han llenado en la jornada de ayer el centro de Madrid para exigir algo tan básico como sensato: que no se maten más lobos en España. Bajo el lema “Lobo vivo y protegido”, unas 169 entidades —más de cien de ellas asturianas— se han unido para decir basta a las matanzas autorizadas en varias comunidades, especialmente en Asturias y Cantabria, que han reactivado los disparos contra esta especie apenas unos meses después de que se eliminara su protección legal.
Un animal aún amenazado
El argumento más contundente de quienes defienden al lobo es sencillo: sigue siendo una especie amenazada. Así lo recoge el último informe oficial de España a la Unión Europea, que califica el estado de conservación del lobo ibérico como “desfavorable-inadecuado”. ¿Qué significa esto? Que no puede considerarse una especie cinegética (cazable), y que el Estado está obligado a adoptar medidas adicionales para asegurar su viabilidad futura, no a matarlo.
Las matanzas no solucionan el conflicto
Uno de los grandes mitos que desmonta la ciencia es que matar lobos reduce los ataques al ganado. Es falso. De hecho, los propios datos del Principado de Asturias lo demuestran: cuando el lobo estuvo protegido y no se realizaron controles poblacionales, los daños al ganado disminuyeron en comparación con los años anteriores.
Varios estudios independientes lo confirman: las manadas desestructuradas tras batidas tienden a causar más conflictos, ya que la caza de ejemplares adultos genera desorganización, crías desatendidas y cambios de comportamiento. En lugar de proteger al sector ganadero, estas políticas acaban generando más tensión y más daños.
El problema no es el lobo, es la gestión
Las organizaciones defensoras del lobo —como Grupo Lobo Asturias, WWF o Ecologistas en Acción— denuncian que se está usando al lobo como chivo expiatorio para encubrir los verdaderos problemas del mundo rural: la subida de costes, los retrasos en las indemnizaciones por ataques de fauna, la crisis climática, la falta de apoyo real a la ganadería extensiva…
“Matar lobos no arregla nada. Solo sirve para distraer la atención de lo importante y seguir alimentando un relato que enfrenta campo y naturaleza”, señalan desde el colectivo.
Medidas ilegales y contra Europa
La reciente eliminación del lobo del Listado de Especies Silvestres en Régimen de Protección Especial (LESPRE) ha abierto la puerta a planes de control como el del Principado de Asturias, que autoriza abatir hasta 53 ejemplares —el 15 % de su población estimada—. Pero la UE y el Tribunal de Justicia Europeo ya han advertido que no se puede levantar la protección a una especie en estado desfavorable, como es el caso del lobo.
Por eso, varias organizaciones están preparando recursos judiciales para detener estas matanzas, no solo en Asturias, sino también en Cantabria, donde ya se han abatido 16 lobos.
El valor del lobo en los ecosistemas
El lobo es más que un símbolo. Es una especie clave para el equilibrio de los ecosistemas, ya que ayuda a controlar poblaciones de ungulados y a prevenir la propagación de enfermedades. En muchas zonas de Europa y América, su regreso ha sido valorado como un éxito de la conservación. En España, en cambio, se criminaliza una especie que estuvo al borde de la extinción y que aún no se ha recuperado del todo.
Asturias, en pie
Desde Asturias, el movimiento en defensa del lobo se ha convertido en uno de los más activos. Más de cien entidades asturianas han acudido a Madrid para alzar la voz y recordar que otra gestión es posible. Que la convivencia entre fauna salvaje y ganadería se construye con prevención, compensaciones ágiles, educación ambiental y ciencia, no con escopetas.
Grupo Lobo Asturias ha dejado claro que continuará con acciones legales, judiciales y movilizaciones para detener las matanzas. Porque matar lobos no es solo una decisión equivocada: es un error ecológico, político y moral.