El presidente del Principado elogia la trayectoria del fundador de SATEC, Luis Rodríguez-Ovejero, en la entrega del XIV Premio Álvarez Margaride, y defiende la innovación y el arraigo como ejes del modelo económico asturiano.
El presidente del Principado de Asturias, Adrián Barbón, ha lanzado este viernes un poderoso mensaje de orgullo y confianza en el futuro económico de la región: “Desde Asturias se puede competir con cualquier parte del mundo. Las raíces vigorosas no frenan, dan alas”. Así lo ha afirmado durante su intervención en el acto de entrega del XIV Premio Álvarez Margaride a la trayectoria empresarial, concedido al empresario Luis Rodríguez-Ovejero, presidente y fundador del grupo tecnológico SATEC.
Ante un auditorio repleto de representantes del tejido económico, Barbón ha destacado la figura de Rodríguez-Ovejero como “un espejo inspirador para quienes creen que el éxito internacional puede surgir desde la identidad y el arraigo”. El jefe del Ejecutivo ha subrayado que SATEC, con más de 1.600 empleados y presencia en Europa, África y Oriente Medio, encarna a la perfección dos virtudes fundamentales para el futuro de Asturias: el compromiso con el territorio y la capacidad de anticipación tecnológica.
SATEC: visión pionera desde Avilés
Fundada en 1987, SATEC fue una de las primeras empresas españolas en apostar por la transformación digital cuando el término apenas comenzaba a esbozarse en el horizonte tecnológico. “En aquel entonces hablar de digitalización era casi ciencia ficción, y sin embargo Rodríguez-Ovejero ya tenía claro que quien dominara las nuevas tecnologías tendría la llave del futuro”, señaló Barbón, que elogió su “valentía” y “visión” empresarial.
En 2020, SATEC fue también una de las empresas pioneras en el impulso del modelo de centros de I+D en Asturias, al crear su sede de innovación en Avilés, un proyecto que hoy suma 16 centros tecnológicos en toda la comunidad, frente a los apenas dos que existían hace seis años.
Asturias, motor de innovación en España
Durante su intervención, el presidente del Principado puso en valor los avances conseguidos en el ámbito tecnológico en los últimos años. Hoy, más de 10.700 personas trabajan en Asturias en el sector de las tecnologías de la información, un área que se ha convertido en motor de empleo cualificado y crecimiento.
Según el último informe de la Fundación Cotec, Asturias ocupa el cuarto puesto nacional en mejora de la productividad en innovación y es la comunidad autónoma que más se aproxima a los estándares europeos de buenas prácticas en esta materia.
Defensa del modelo local y rechazo a la OPA sobre Sabadell
Barbón aprovechó también su intervención para reiterar su rechazo a la OPA sobre Banco Sabadell, entidad patrocinadora del premio a través de Sabadell-Herrero, profundamente enraizada en Asturias. “Entendemos esta entidad como algo propio. Las fusiones bancarias suelen acarrear pérdida de empleo y exclusión financiera, especialmente en zonas rurales. Así planteada, la operación no debería salir adelante”, afirmó.
Compromiso con las ingenierías y la SEPI
El presidente mostró un respaldo claro al papel de las ingenierías asturianas, esenciales para mantener el impulso económico y tecnológico del Principado. Reafirmó que el Ejecutivo autonómico exigirá a la SEPI que mantenga su apoyo a estas empresas estratégicas. “El crecimiento no se decreta. Se construye, y se construye entre todos: empresas, administraciones y ciudadanía”, sentenció.
Un premio que celebra el futuro desde las raíces
El Premio Álvarez Margaride, organizado por la asociación Asturias Patria Querida con el patrocinio de Banco Sabadell, Asturiana de Zinc, TK Elevator y DKV, reconoce cada año la labor de empresarios ejemplares que, desde Asturias, han contribuido a transformar la región. En esta edición, la figura de Luis Rodríguez-Ovejero ha servido como hilo conductor de un discurso que combina memoria, arraigo, ambición internacional y apuesta por el talento local.
“No solo has imaginado una Asturias mejor, has contribuido a hacerla posible”, concluyó Barbón, en un emotivo cierre de acto que reafirma el compromiso del Principado con una economía moderna, innovadora y conectada al mundo, sin renunciar jamás a su identidad.