En menos de dos horas, el presidente pidió perdón a toda España, se desmarcó de su número tres y prometió limpiar el partido con una auditoría. Pero el escándalo no se detiene: lo que acaba de ocurrir marca un punto de no retorno en la política española.
La tarde del 12 de junio de 2025 quedará registrada en la memoria política de España como el momento en que la cúpula del PSOE implosionó en directo. A las 17:30 horas, Pedro Sánchez comparecía desde la sede de Ferraz. Apenas una hora antes Santos Cerdán, su secretario de Organización, presentaba su dimisión y entregaba el acta de diputado. A las 19:00, España entera intentaba comprender lo que acaba de suceder.
Sánchez, con rostro tenso y voz grave, soltó la frase que ya da vueltas por todos los medios:
“Pido perdón a la ciudadanía. Nunca debimos confiar en él.”
Y con eso, arrojó a los leones a su hombre de máxima confianza.
El estallido del caso Cerdán
El detonante, como se esperaba, fue el informe de la UCO. En él, grabaciones intervenidas a Koldo García sitúan a Cerdán en el centro de una presunta trama de comisiones por más de 600.000 euros, vinculadas a contratos públicos adjudicados durante el mandato de José Luis Ábalos. El informe es demoledor: se habla de cifras, de porcentajes, de pagos. Y de nombres.
Y entre esos nombres está el de Santos Cerdán, hasta ahora el brazo ejecutor de Sánchez, el que tejía pactos y apagaba incendios.
Ya no más.
La reacción de Sánchez: una maniobra de alto riesgo
La aparición del presidente no fue una rueda de prensa, fue una operación de contención desesperada. Admitió errores, anunció una auditoría externa de las cuentas del partido y convocó una reestructuración de la Ejecutiva Federal para el 4 de julio.
Pero lo más impactante fue su renuncia a cualquier tipo de defensa de su número tres.
“Si hay traición, no habrá compasión.”
“No hay mayor decepción que la que llega de dentro.”
Así, Sánchez dejó claro que Cerdán ya es historia.
¿Qué ha cambiado ahora?
Todo.
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El PSOE ya no puede hablar de un caso Koldo. Es un caso Cerdán.
Y Cerdán es el aparato. Lo era todo. Y ahora es la grieta por la que se cuela una posible descomposición interna. -
El Gobierno se ha visto obligado a pedir perdón en abierto.
Un gesto inédito. Significativo. Pero no suficiente. Porque, como ya se oye en pasillos del Congreso:“¿Quién sabía qué, y desde cuándo?”
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El liderazgo de Pedro Sánchez está más expuesto que nunca.
No porque se tambalee hoy, sino porque ha perdido a su hombre de confianza y ha encendido las luces de emergencia dentro del propio PSOE.
¿Y ahora qué?
La política española ha entrado esta tarde en territorio desconocido. Y todo está en juego. Estos son los posibles caminos:
ESCENARIO 1: Resistencia reforzada
Sánchez logra contener la sangría, ejecuta la auditoría con transparencia, purga sin piedad y gana tiempo. Llega a 2027, tocado pero no hundido. Difícil, pero no imposible.
ESCENARIO 2: Rebelión interna
Barones, ministros y cuadros medios empiezan a moverse. Aparecen alternativas. Se desgasta la autoridad moral del presidente. La legislatura no cae, pero el PSOE entra en ebullición interna.
ESCENARIO 3: Se descubre más
Si nuevas grabaciones, nombres o pruebas se suman al escándalo, la crisis adquiere otra dimensión. Puede haber dimisiones en el Gobierno, ruptura de socios o incluso moción de censura, por ahora descartada.
ESCENARIO 4: El silencio no calma
Aunque no haya más nombres, el daño ya está hecho. La oposición, la prensa y parte de la sociedad no soltarán la presa. Cada paso será cuestionado. Cada decisión, una prueba.
Un día que lo cambia todo
La caída de Santos Cerdán no es solo una caída. Es la señal de que el partido más poderoso de España está herido por dentro. Y la pregunta que flota en el aire es una:
¿Puede Pedro Sánchez recomponer su autoridad después de entregar a su lugarteniente en sacrificio público?
Las próximas 72 horas serán decisivas. Pero una cosa está clara: el tiempo del relato se acabó. Ahora solo cuentan los hechos.
Y esta vez, todos los focos apuntan a Ferraz.