El Real Avilés culmina su milagro: golea al Majadahonda (4-0) y asciende a Primera Federación en una noche para la eternidad

El Real Avilés culmina su milagro: golea al Majadahonda (4-0) y asciende a Primera Federación en una noche para la eternidad

Del sufrimiento a la gloria: una ciudad enloquece con su equipo tras firmar una temporada heroica. Baños en la fuente, lágrimas, abrazos y un Suárez Puerta convertido en templo del fútbol asturiano.

 

La noche del 31 de mayo de 2025 quedará grabada en la historia del Real Avilés como el día en que se rompió el hechizo, se desató la locura y se escribió la página más brillante de un club centenario que tantas veces acarició el cielo sin lograr rozarlo. Ante más de 8.000 almas que convirtieron el Román Suárez Puerta en una caldera emocional, los blanquiazules tumbaron al Rayo Majadahonda con un incontestable 4-0 y sellaron el ascenso a Primera Federación. Dos años después del épico chasco ante el Granada B, Avilés tiene su día de redención.

No fue una victoria, fue una expiación. Javi Cueto y Davo Fernández marcaron dos goles cada uno, pero anoche fueron muchos más los que marcaron: el aficionado que lloró en silencio en la grada, los niños que conocieron el fútbol como pasión irrenunciable, las familias que se fundían en abrazos al pitido final. Y también marcaron Rozada y Linares, el técnico y el director deportivo que tejieron esta obra maestra con paciencia, trabajo y fe.

Una ciudad volcada y una fuente convertida en altar

Cuando el árbitro se llevó el silbato a la boca por última vez, la ciudad explotó. El chapuzón en la fuente de La Constitución no fue solo una tradición: fue un ritual de purificación, de catarsis. Cientos de personas se zambulleron entre cánticos, bengalas y lágrimas, acompañadas por la banda sonora improvisada de cláxones, gaitas y tambores. Nadie durmió esa noche en Avilés.

Un ascenso gestado desde las cenizas

Hace un año, este mismo equipo se salvaba in extremis del descenso en casa ante el Manchego. Doce meses después, ha ascendido tras una temporada que lo tuvo todo: remontadas milagrosas, plagas de lesiones, reuniones tensas y una racha de 14 partidos invicto que encendieron la mecha de un sueño.

Javi Rozada, que llegó para levantar el vestuario desde el barro, fue clave en la transformación. Miguel Linares, el arquitecto silencioso, apostó por fichajes valientes: Babin, Isi Ros, Momoh o el propio Santamaría, máximo goleador. El proyecto se forjó desde atrás, con nombres como Josín y Soler blindando una defensa que pasó de vulnerable a inexpugnable.

Momentos para la leyenda

El partido ante el Salamanca con remontada inverosímil, la victoria en Pucela ante el filial del Valladolid, el muro inexpugnable que fue el equipo ante el Pontevedra… Y, por supuesto, la semifinal agónica ante el Antoniano, donde el portero Álvaro Fernández se erigió en héroe con dos penaltis detenidos que cambiaron el rumbo de la historia.

De la calle a la red: el eco nacional del ascenso

El eco de la victoria traspasó las fronteras del Principado. El productor musical Bizarrap compartió vídeos del ascenso en sus redes; futbolistas, periodistas y cuentas oficiales de clubes mostraron su admiración. Avilés estaba en boca de todos.

Un futuro para seguir soñando

Ahora, con el ascenso consumado, la ciudad sueña sin tapujos con la Segunda División. No será fácil, pero nadie puede quitarle a Avilés el derecho a imaginar lo que hace nada parecía imposible. Se ha demostrado que con trabajo, humildad y pasión se pueden derribar muros.

El Suárez Puerta fue catedral, campo de batalla y escenario de un milagro. El Avilés ya es de Primera Federación. Y Avilés, más que nunca, es de su equipo.

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